sábado, 31 de mayo de 2014

Las claves de la urbanización en China

Por Claudia Fonseca Sosa

A quienes han viajado a China en más de una ocasión y en épocas distintas, les asombran las transformaciones económicas y sociales que ha experimentado la nación más poblada del mundo en pocos años.

Asimismo, la construcción masiva de millo­nes de casas, miles de kilómetros de redes ferroviarias, autopistas y el mejoramiento de la infraestructura en general, constituirán un apuntalamiento necesario para la segunda economía del mundo.

Según Roberto Kozulj, profesor de la Fun­dación Bariloche y consultor de la Co­misión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), especializado en urbanización y de­sarrollo con énfasis en China, el Plan responde directamente al cambio de modelo económico que impulsa el Gobierno de Beijing.

“Este cambio busca darle un peso mayor al consumo doméstico y menor a la exportación para elevar el nivel de vida de la población. Mientras que los procesos de urbanización an­teriores fueron impulsados por una ne­ce­sidad de construir rápidamente la in­fra­es­tructura ur­bana vinculada a la producción ex­portable, hoy el nuevo plan se preocupa más en la sostenibilidad a largo plazo con un eje mayor puesto en el bienestar de la población”, indicó Kozulj a BBC Mundo.

No obstante, el megaproyecto también en­frentará retos importantes en el camino. El mismo Gobierno reconoce que la urbanización contiene riesgos como la contaminación, congestión y crecientes tensiones sociales en ciudades que estarán muy pobladas.

Por tanto, el Plan enfatiza en la necesidad de construir una “civilización ecológica”, don­de se privilegie la promoción del desarrollo verde, con estilos de vida bajos en carbono, el uso económico del agua, la tierra, la energía y otros recursos. También le otorga gran im­portancia a las soluciones tecnológicas en las infraestructuras de transporte, servicios y comercio para las nuevas ciudades.

Además, el Gobierno deberá reformar el permiso de residencia conocido como hukou. Con más de 60 años de implementación, esta normativa estipula que una parte de los beneficios sociales que otorga el Estado está condicionada a los lugares de origen o registro de los ciudadanos.

Hasta hace poco, el proceso de urbanización en China se caracterizaba porque las personas se trasladaban hacia las urbes en busca de empleos mejor remunerados, pero mantenían sus vínculos familiares —o sus casas— en las zonas rurales y casi siempre regresaban. Pero con la proyectada construcción de ciudades de gran, medio y pequeño formato por toda la geografía de la nación china, el hukou pierde una parte de su sen­tido.

En consecuencia, el Plan prevé facilitar la venta o alquiler de la tierra a los campesinos para que puedan financiar su inserción laboral urbana y de esa forma evitar la marginación social.

viernes, 30 de mayo de 2014

Más de 60.000 huérfanos chinos reciben seguros médicos gratuitos

Más de 60.000 huérfanos de China recibieron hoy viernes seguros médicos gratuitos como regalo por el inminente Día del Niño.

Gracias a un programa conjunto patrocinado por el Ministerio de Asuntos Civiles y la Fundación de Seguros para los Niños de China (CCIF, siglas en inglés), el seguro permitirá a los beneficiarios cubrir los costes de tratamiento de 12 enfermedades críticas.

Los últimos beneficiarios son niños procedentes de las provincias de Qinghai y Henan, las municipalidades de Beijing y Tianjin, y la región autónoma de Mongolia Interior. Entre los asegurados, hay 4.659 huérfanos de Mongolia Interior que por primera vez están cubiertos por dicho programa benéfico.

Según fuentes de la CCIF, el programa ha ofrecido unos 930.000 contratos de seguros a niños de 20 provincias y regiones del país.

Cada niño asegurado disfrutará de una cobertura de 100.000 yuanes (16.000 dólares) con una prima anual de 50 yuanes. Las 12 enfermedades graves cubiertas por el programa de seguros incluyen tumores malignos, enfermedades que requieran transplantes de órganos o células madre, insuficiencia renal aguda, anemia aplástica, hepatitis aguda y parálisis infantil.

Un fondo de seguros creado a base de donaciones estará disponible durante un año a partir del 1 de junio.

El programa se puso en marcha en 2009, y está dirigido a niños de familias pobres y huérfanos menores de 18 años registrados por el Ministerio de Asuntos Civiles.

Los departamentos locales de asuntos civiles actuarán en representación de la CCIF repartiendo tarjetas de seguros especialmente diseñadas y explicando a los niños asegurados el alcance de la cobertura.

Con el fin de garantizar la transparencia de las operaciones y la administración del programa de seguros, toda la información relacionada con las donaciones está disponible para su consulta y verificación en baoxian.cctf.org.cn, un sitio web creado por el Fondo de Niños y Adolescentes de China, la entidad matriz de la CCIF.

Fuente: http://spanish.china.org.cn/txt/2014-05/30/content_32536881.htm

miércoles, 28 de mayo de 2014

Imprudencia de Vietnam sobre Mar Meridional de China debe terminar

BEIJING, 28 de mayo (Xinhua) -- Las acciones cada vez más agresivas y peligrosas de los buques vietnamitas contra la perforación petrolera china en el Mar Meridional de China resultaron en un accidente desafortunado el lunes, presagiando un empeoramiento de la ya tensa situación.

Un barco pesquero vietnamita volcó después de chocar contra un buque chino en las aguas cercanas a las islas Xisha de China. Afortunadamente la tripulación a bordo del barco fue rescatada inmediatamente y resultó ilesa.

Vietnam debe poner fin a tales imprudencias. Sin embargo, en vez de contener la intrusión ilegal de los buques vietnamitas y sus intentos de obstaculizar la operación normal de la plataforma de perforación petrolera, funcionarios vietnamitas han realizado acusaciones irresponsables y salvajes contra China, lo que podría animar y envalentonar a activistas vietnamitas a llevar a cabo acciones más agresivas.

El accidente de barco fue resultado de un ataque al estilo kamikaze, pues el barco entró deliberadamente en aguas chinas y chocó contra uno de los buques que protegían la plataforma petrolera. Pero algunos funcionarios vietnamitas echaron la culpa a China, acusándola de "actos inhumanos" e "intento de asesinato".

La parte china mostró moderación y emitió advertencias que fueron ignoradas por el barco vietnamita.

La parte vietnamita debe asumir toda la responsabilidad por sus acciones imprudentes y debe abstenerse de tomar más acciones que provoquen una escalada de las tensiones y perjudiquen la seguridad en el Mar Meridional de China.

Las islas Xisha son territorio de China y la perforación se está realizando en aguas chinas. La obstaculización vietnamita de las actividades comerciales en aguas chinas no tiene fundamento legal.

Las operaciones de perforación petrolera frente a las islas Xisha se han estado llevando a cabo por parte de compañías chinas durante 10 años. La presente operación, que ha entrado en su segunda fase, es una tarea normal y legítima que se está realizando a cierta distancia de la costa.

La plataforma petrolera frente a la isla Zhongjian, de las islas Xisha, se ubica a 17 millas náuticas (31 kilómetros) de la isla, completamente dentro de las aguas territoriales de China, y a entre 130 y 150 millas náuticas (241 a 278 kilómetros) de Vietnam.

China comienza a construir un puente transfronterizo con Corea del Norte

 El río Tumen, que delimita parcialmente la frontera entre China y Corea del Norte

Correo del Orinoco

La construcción de esta obra indicaría que a pesar de las ambiciones nucleares de Corea del Norte las relaciones económicas entre las dos naciones se mantienen estables

China comenzó la construcción de un nuevo puente transfronterizo sobre el río Tumen que conectará el país con Corea del Norte.

El puente, que medirá unos 804 metros, estará finalizado en 2015 o 2016 y será una nueva ruta para el comercio bilateral, señalaron las autoridades locales, citadas por RT.

Según medios locales, la construcción de esta obra indicaría que a pesar de las ambiciones nucleares de Corea del Norte las relaciones económicas entre las dos naciones se mantienen estables.

China critica comentarios de Vietnam sobre Islas Xisha

BEIJING, 26 de mayo (Xinhua) -- Un vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores de China rechazó hoy los comentarios de Vietnam sobre la soberanía de las Islas Xisha y prometió determinación para salvaguardar la soberanía nacional y la integridad territorial.

Qin Gang dijo que la información ofrecida por Vietnam en una conferencia de prensa el viernes pasado en Hanoi es ridícula. "Sus comentarios mostraron la falsificación que hace el país de la historia, la negación de la verdad, la inconsistencia y la traición", dijo Qin, quien dijo que Vietnam tiene poca credibilidad a nivel internacional.

El vocero citó la evidencia histórica para mostrar que las Islas Xisha han sido territorio inherente de China desde tiempos remotos. "China fue el primer país en descubrir, desarrollar, nombrar y gobernar las Islas Xisha", y el pueblo chino es el propietario indiscutible de las islas, dijo el vocero. 

Qin mencionó que el pueblo chino descubrió las Islas Xisha durante la Dinastía Han (206 a.c.-220 d.c.). Desde entonces, muchos chinos han viajado allí por negocios. Documentos históricos muestran que los chinos pescaban y comerciaban en torno a las Islas Xisha durante las dinastías Tang (618-907) y Song (960-1279), lo cual sirve como prueba de la jurisdicción de China sobre el área, afirmó. During la Dinastía Yuan de China en el siglo XIII, el astrónomo Guo Shoujing estableció un observatorio en las Islas Xisha, añadió Qin.

Vietnam parecía reconocer y respetar la soberanía de China sobre las islas antes de mediados de la década de los 70. En 1956, un alto funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores de Vietnam dijo al encargado de Negocios de la embajada de China en Vietnam que las Islas Xisha eran parte del territorio chino, recordó el vocero. En 1958, China anunció el establecimiento de una franja de 12 millas náuticas como mar territorial y que las Islas Xisha estaban incluidas. Días después de eso, el primer ministro de Vietnam, Pham Van Dong, comentó al primer ministro chino Zhou Enlai que el gobierno vietnamita aceptaba la verdad y respetaba la declaración de China de su mar territorial, señaló.

"Por un largo período, lo mismo documentos oficiales que mapas o libros de texto de Vietnam, el país admitía que las Islas Xisha eran parte de China y que China tenía soberanía sobre el área", continuó Qin. "Sin embargo, después de 1975, Vietnam violó sus anteriores compromisos y reclamó la soberanía sobre las Islas Xisha".

El vocero indicó que el gobierno y el pueblo de China están decididos a proteger la soberanía nacional y la integridad territorial.

[J.A. Vázquez] China: reestructurar la economía

A continuación publicamos el último artículo del especialista en China, Dr. J.A. Díaz Vázquez, del Centro de Investigaciones de Economía Internacional de La Habana, Cuba, sobre los retos a corto y medio plazo los que se enfrenta a China desde la III sesión plenaria del Comité Central del Partido Comunista. 

Entre los observadores de la realidad de China hay consenso en que, los saltos  económico-sociales, con la llegada (1949-1976) de la Nueva China, crearon bases sólidas para el éxito de la Reforma y Apertura introducida desde 1978. Reforma que, en algo menos de treinta y cinco años hizo de China la segunda economía del planeta. En el 2001, al adherirse a la Organización Mundial del Comercio (OMC), resultó decisivo en este gran brinco; el país está logrando la integración plena en la economía mundial. Sin embargo, los cambios producidos en lo económico-social han dado lugar a nuevos desafíos que deben ser resueltos por la dirigencia del Partido Comunista de China (PCCh) elegida (8-15/11/2012) en el XVIII Congreso. 

Con la ascensión de nuevos líderes (los llamados príncipes) se abre otro ciclo en los estilos políticos de ejercer el poder en China. Ante todo, ya no hay guías históricos que marquen pautas. Ahora, el mando estará en el consenso, la dirección colectiva, más la suma de los equilibrios económico-políticos a lograr entre los centros regionales que la propia Reforma y Apertura proyecta al liderazgo nacional. Aunque, en este trabajo, la atención se centrará en los retos que implica reestructurar la economía. 

II

Es en este plano, que pueden explicarse las mutaciones a las que se aboca China, observando al menos, dos niveles. Uno, la reestructuración económica con base en el crecimiento del consumo interno, prestando, atención a dos premisas: Respeto al medio ambiente y una mejor distribución de la riqueza creada.Por otro lado, las transformaciones en cartera, sin duda alguna, darán mayores espacios al mercado. En unos casos, haciendo que el sector público tenga que competir con un menor padrinazgo para la empresa estatal. De otro, dándole entrada en áreas hasta ahora vedada al sector privado, o creando mejores condiciones para acceder a los créditos bancarios. 

En tanto, es importante conservar tasas de crecimientos económicos no inferiores al 7,5% anuales; precisos para anular posibles inestabilidades sociales, que amparen niveles de empleo que no bajen de los 10-11 millones al año. Tampoco, ignorar los problemas de las disparidades en los ingresos entre el campo y las urbes; ofrecer a los inmigrantes hacia la ciudad (más de 260 millones) acceso a servicios sociales: Educación y salud, iguales a los de los residentes citadinos. 

Además, se hace necesario atender las oscilaciones originadas en el hukou (introducido en 1956) o permiso de residencia, la política del hijo único, así como el envejecimiento de la población. Sin olvidar que se hace perentorio controlar y reducir las afectaciones producidas en el medio ambiente; además, hay que atender las distorsiones surgidas entre hombres-mujeres que en el 2030 dejaran sin pareja a 40 millones de hombres. 

Sin embargo, es real que el país tiene que estar a la mira de otras aristas más abarcadoras del quehacer económico. En la esfera financiera, continuará con paso estable y sin detenerse la política diseñada para integrar plenamente a China en la economía internacional. En este plano, lugar destacado lo ocupará hacer del yuan (renminbi) una divisa internacional lo cual apunta al reinado, por largos años del dólar. Ya suman 21 las naciones de diferentes regiones del planeta que firmaron convenios de intercambios comerciales, y otras operaciones con China utilizando el yuan. 

Paso importante en este rumbo lo constituyó la inauguración (30/9/2013) de la Zona de Libre Comercio (ZLC) de Shanghái que, en su curso, entre otros objetivos, será un polígono de ensayo para el despliegue de la reforma financiera. Así, se ha comenzado por autorizar a seis fondos de alto riesgo extranjeros a captar capitales en yuanes para invertirlos en bolsa fuera de China, por valor de 3.000 millones de dólares. Los tipos de interés fluctuarán dependiendo del mercado, así como del uso transfronterizo de la moneda china en la Zona. 

En perspectiva Shanghái está llamada a convertirse en un centro financiero de alcance mundial. En este sentido, la III Sesión Plenaria del XVIII Congreso del PCCh, efectuada (9-12/11/2013) definió los matices y direcciones principales por los que transitará la adecuación de la Reforma y Apertura en el nuevo escalón reformador en el que entra China en la etapa. 

Otro punto interno neurálgico contenido en lo aprobado en el XVIII Cónclave del PCCh, registra que en el decenio (2011-2021) el país tendrá que duplicar el Producto Interno Bruto (PIB) con relación al 2010, y alcanzar una nación socialista moderna, armoniosa, rica, poderosa y democrática; y con ello, saludar el Centenario (1921-2021) de la fundación del Partido. Desde que Xi Jinping asumió el cargo de Secretario del PCCh, China ha conocido un ritmo frenético de iniciativas sobre los ejes de un discurso nacionalista (el sueño chino), y que ataca a la corrupción. 

En lo concreto, China entra de lleno en imprimir una nueva visión de la Reforma y Apertura abierta por Deng Xiaoping en 1978. La Reforma Nueva, y la quinta modernización, a diferencia de los impulsos sostenidos en los primeros balbuceos democratizadores, tienen ante sí los reclamos propios de encarar los peligros de romper las ideas y conceptos que la pueden inhibir, así como liberarse de los nuevos intereses corporativos creados. 

Sin embargo, en el fondo se percibe en las proyecciones recientes de los líderes chinos, la Reforma Nueva a implementarse en lo económico no deben poner en riesgo el papel dirigente del Partido. Enfoque que parece puesto de relieve en el manejo que primó en el juicio por abuso de poder, soborno y corrupción, contra Bo Xilai, ya sea en la cobertura mediática como en la aplicación de la ley. 

Finalmente, si bien la visión del sueño chino pone sobre el tapete prestar primerísima atención a la lucha contra la corrupción e, insistir en el socialismo con características chinas, resultan meritorios los esfuerzos por fortalecer la legitimidad del PCCh, así como apreciar los cambios que se producen en lo social en China. En las nuevas condiciones, mantener el funcionamiento de los órganos político-económicos fincados en las reglas heredadas requerirá, instrumentar otras pautas y conductas que sustenten esa continuidad. Puede afirmarse, el (2012-2022) será todo hito en China. 

Por último, aunque breve el recuento, el alcance de los obstáculos y tareas que en el decenio (2012-2022) enfrentarán los líderes del PCCh electos en el XVIII Cónclave, evidencian la complejidad y alcance de los proyectos emprendidos. Lograr la reconversión de la economía, para transitar de un crecimiento y desarrollo económico-social basado en las exportaciones e inversiones, a un modelo con acento en el consumo interno, será prioritario. 

III

Los nuevos líderes de China surgidos en el XVIII Congreso del PCCh, están conscientes y preparados para liberar a la economía de su dependencia de las exportaciones, la inversión, así como alentar el consumo interno. El informe China 2030, elaborado a instancias del Consejo de Estado (CE) y el Banco Mundial (BM), entre otras cuestiones, plantea la necesidad de adelgazar el sector público, eliminar restricciones administrativas, ofrecer más apoyo a la economía privada y reducir las dispensas de las grandes empresas públicas. Estas encarnan más del 63%, poseen el 90% del capital y el 82% de los giros económicos, de las 500 mayores firmas nacionales. 

Precisamente, al tándem Hu Jintao-Wen Jiabao (2002-2012), aunque prosiguió la labor de sus predecesores a favor de un mayor reconocimiento de la economía privada, se le atribuye haber aumentado el peso de las empresas estatales, que reinan en sectores estratégicos como la energía, el acero, la banca, las telecomunicaciones, la aeronáutica o la defensa, al tiempo que fortalecieron la condición subsidiaria del sector privado. No obstante, parece que esta fue una decisión política meditada y, a juzgar por los resultados --China pasó de la sexta a la segunda economía global--, no puede catalogarse de una pérdida ni tan errada. 

Es entendible que, por más de una razón, las empresas públicas chinas estén en el ojo del huracán. Se dice que son gigantes a la vieja usanza --no tanto como a veces se pretende--, que emplean a millones de personas y dilapidan recursos a gran escala; son señaladas de frenar el desarrollo o acaparar la casi totalidad del crédito, a tasas ventajosas en perjuicio del sector privado. Además, no son eficaces, incluso dificultan el estímulo de la creatividad, e impiden el avance de las reformas económicas. Son poco más de un centenar bajo la férula central. Mientras, miles de entidades públicas las controlan los gobiernos locales. Las primeras rinden beneficios, incluso de dos dígitos, y en las segundas el panorama es más diverso y complejo.

En sentido general, las objeciones tienen dos frentes principales. El primero, eliminar los privilegios de las grandes empresas y acotar su presencia --sector inmobiliario --y su dimensión. Es decir, equiparar paso a paso su estatus al de las firmas privadas en los órdenes principales y hacerlas depender en mayor medida del mercado, así como disminuir su condición monopolística en sectores clave de la economía estatal. El segundo, abrir más espacio a la aportación privada lo que, en función de los límites a establecerse, delimitarían los cambios en la naturaleza de la propiedad. 

De este enfoque podría decirse que, si bien el proceso no se verificará de golpe, sino progresivamente, las urgencias parecen ganar terreno erigiéndose en una cuestión de vida o muerte, sobre todo desde vaticinios generados por especialistas formados en el exterior, para garantizar la continuidad de la bonanza de la economía china, aportada por la Reforma y Apertura. Tampoco faltan, claro está, adalides internos, que llevan agua a ese molino, muchos de ellos tecnócratas formados en las escuelas de negocios dentro y afuera de la Gran Muralla, es decir, en el mundo de los bárbaros. 

Sin lugar a duda, el sector público del país necesita reformas, no solo económicas, también sociales y políticas. Que ello deba afectar, de seguro, a la naturaleza de la propiedad no debiera entenderse como un dogma y menos en China cuyo avance la señala como heterodoxa en muchos campos. La economía china, con razón, se ha visto impulsada por una mezcla de inversiones, créditos y estímulos fiscales, pero ese patrón de crecimiento es insostenible. China, necesita un crecimiento económico más equilibrado y sostenible; reformas que limiten los crecientes riesgos de la estabilidad social, así como poder expandirse apoyada en el consumo interno, además de ser incluyente en la distribución de la riqueza y amigable con el ambiente. 

Por otra parte, la problemática ambiental en China requiere de urgentes medidas y un ordenamiento social-institucional más fuerte, está apoyado en cifras. Entro otras incidencias perversas, un estudio reciente ha demostrado que la contaminación de algunas regiones de China es tan grande que ha reducido la esperanza de vida en más de cinco años en zonas del Norte del país. Quizás esto explica declaraciones sobre las acciones de los funcionarios que, ahora no serán juzgados únicamente sobre la base del crecimiento del PIB, sino que también estará relacionada con sus logros profesionales en el campo de la protección del medio ambiente. 

El Ministerio de Protección Ambiental de China ha medido el PIB verde, un indicador alternativo de crecimiento económico que refleja los costos de la contaminación. El último estudio muestra que el desempeño del Ministerio no era alentador. Se demostró que el costo de la contaminación era de 250 000 millones dólares en el 2010, lo que equivalía al 3,5% del PIB de ese año. El BM ha calculado el costo total de toda la contaminación y el agotamiento de los recursos en China en el 9% de la renta nacional bruta (RNB) en el 2009. Mientras, Greenpeace ha estimado que sólo el costo de la contaminación de carbón equivalía al 7,1% del PIB del país del 2007. 

De otro lado, aumentar el consumo interno reclama reducir la alta tasa de ahorro familiar y empresarial. Para conseguir ese fin, entre otras variables, es preciso mejorar las pensiones, la sanidad, la educación y que las empresas estatales repartan beneficios. También, hay que prestar atención al comercio exterior en presencia de la recesión internacional. Es más, hay que contrarrestar la tendencia a la baja en los dos principales mercados de exportación de China: Estados Unidos y la UE. En adición, reestructurar las pautas del desarrollo económico hacia el consumo interno hará necesario abandonar tasas de inversión del 45% del PIB y del 50% del ahorro que exponen la economía a un bajo rendimiento del capital. 

En tanto, un crecimiento devorador de recursos y destructor del medio ambiente como el habido por China es insostenible e inadmisible. El país se ha convertido en una enorme aspiradora de materias primas energéticas, minerales y metales, y no solo por su alta demanda, sino también por la elevada intensidad en el consumo de esos medios. 

Además, en China están presentes, y con graves extremos, prácticamente todos los males ecológicos de nuestra época: Emisión de gases de invernadero, degradación del suelo, contaminación del aire y del agua, deforestación, etc. Hay que reconocer que la dirigencia del PCCh, y el Gobierno, han dicho que no sacrificarán el medio ambiente en aras del crecimiento a corto plazo. 

Aquí, no es ocioso recordar que, no faltan especialistas que visualizan para China, la llamada trampa de la renta media, en virtud de la cual el país estaría llegando a un nivel de progreso que le impediría competir a la vez con los países de alto nivel tecnológico y con los de bajos salarios, lo que provocará su estancamiento. Los defensores de esta tesis arguyen que China no efectúa un progreso técnico suficiente, a causa de un desarrollo muy intensivo en el empleo de la fuerza de trabajo y que los salarios suben por la industrialización acelerada. Así, llegará un momento en el que China se verá cogida entre las tenazas de los países ricos, por ejemplo Alemania, y los nuevos exportadores, como Bangladesh, Vietnam o Camboya. 

En realidad, esa tesis no parece convincente en el caso de China. No es objetivo, ni cierto, afirmar que en el país no ha habido un notable progreso técnico y un crecimiento intensivo, basado en incrementos de los beneficios, aunque ambas cosas a menudo se ignoran en las publicaciones expertas. Un ejemplo, pone en solfa esas profecías, los gastos en investigación y desarrollo (I+D) del país (2012) fueron el 2% del PIB, más que la media de la UE, y los segundos en monto a nivel del orbe. Gradúa cada año más de 7 millones de egresados universitarios, incluyendo a más de 600 mil ingenieros. 

Al mismo tiempo, China aun tiene una significativa reserva de mano de obra en las provincias interiores, allí viven unos 650 millones de personas. La industrialización y la urbanización del Centro y el Este del país, y la emigración hacia las zonas costeras, son factores limitantes de la elevación de los salarios. Así, la industria textil, de confecciones o del juguete no se deslocalizan en masa hacia Indonesia, Camboya o Bangladesh, sino que lo hacen hacia el interior de la nación. Sí es cierto que en China habrá un crecimiento económico menos explosivo; que, sin embargo, en relación con la recesión existente en las áreas desarrolladas sigue siendo espectacular. 

Esfera clave en el impulso que necesita el cambio de modelo de desarrollo, le corresponde a la técnica y tecnología. Se avanza en la aplicación Programa Científico-técnico 863 que hace énfasis en varias direcciones. Entre ellas, destacan la innovación científica y tecnológica para hacer efectivo el crecimiento sostenible del área agrícola. Comenzó a funcionar el programa Beidou de posicionamiento satelital, al que seguirá la puesta en órbita de 100 satélites antes del 2015. En solo 20 años, el programa espacial de China cumplió las mismas tareas que a otros les llevó casi medio siglo desplegar, incluidos los vuelos espaciales tripulados, las caminatas en el cosmos y el procedimiento manual de engarce cósmico.

El éxito del ajuste exitoso de la Shenzhou-9 con el módulo de laboratorio Tiangong-1 resultó un nuevo nivel para la exploración espacial china. Desde 1992, el país decidió establecer su programa cósmico tripulado. Las políticas científicas han facilitado el proyecto y le han ayudado a desarrollarse de manera general y sostenible. La industria aeroespacial con el éxito de la Shenzhou-9, demostró la capacidad alcanzada en la esfera espacial por China. En los próximos cinco años se iniciaran los preparativos para poner a un hombre en la luna. A la vez, marchan por buen camino las tareas para disponer en 2020 de una estación cósmica propia. 

Es cierto que, de conjunto, la Reforma y Apertura catapultó a China a la segunda economía del planeta. A su vez, han aflorado graves desajustes sociales que reclaman atención. Salieron de la extrema pobreza cientos de millones de habitantes del país. No obstante, las disparidades de ingresos hoy son irritantes, con vaticinios que le otorgan base para poner en riesgo la estabilidad social. Esto lo muestra la evolución que experimentó el coeficiente Gini en la última década. En el año 2000 datos oficiales lo fijaron en 0,41; en el 2013, se reconoció que ascendió al 0,47. Otras fuentes, en el 2010 lo situaron en 0,61. En el (2011-2015), se prevé que las entradas monetarias de la población se eleven en un 13% anual. 

A la vez, los números indican que los ingresos en las áreas rurales están alrededor de los 9,261 yuanes; mientras que los urbanos rozan los 28,710 yuanes. Diferencia que los distancia en más de 3,1 veces. Cuentan con mayores ingresos netos: Shanghái, con 36,230; Beijing, 32,903; y Zhejiang, 30,971 yuanes. Les siguen Tianjin, Guangdong, Jiangsu, Fujian y Shandong. Las Regiones con ingresos más bajos se concentran en el Tíbet, Mongolia Interior, Heilongjiang, Qinghai, Xinjiang, Guangxi y Gansu. A finales del 2013, los datos arrojaban que China había experimentado la mayor emigración demográfica del campo a las Zonas urbanas en toda su historia. Abarcó a más de 262 millones de trabajadores migratorios.

En tanto, estudios de la Academia de Ciencias Sociales de China muestran que las causas que aglutinan la mayoría de los conflictos sociales en el país, incluyen los embargos de tierras agrícolas, demoliciones de casas, la contaminación ambiental, y los problemas laborales. Factores que en ocasiones se ven potenciados por regímenes de trabajo excesivos, e intensifican los brotes de las protestas sociales. Afrontar tales obstáculos requiere respuestas relacionadas, entre otras, como las ayudas al desempleo, la extensión del sistema de pensiones, la asistencia a la salud, educación, acceso a la vivienda, etc., sin olvidar las discriminaciones que sufre la población que emigra a las ciudades. 

No puede pasarse por alto el despliegue de la campaña que en China se instrumenta en la lucha contra la apropiación ilegal de tierras, a fin de garantizar una extensión suficiente de suelos de labranza capaz de alimentar al pueblo y proteger a los campesinos. Sin embargo, un factor de mucho peso en esas violaciones lo tienen los gobiernos locales que dependen mucho de las ventas de áreas para garantizar sus ingresos, por ello suelen ofrecer un trato favorable a las promotoras inmobiliarias. 

Otro factor que pesa en el ámbito social es lo abultado de la población inmigrante (262 millones) que, se afirma, ha sido artífice del desarrollo del país; de ella unos 164 millones comprenden edades entre los 18 y 25 años. Segmento poblacional que reclama acceso legal a la residencia, servicios de salud y educación, etc. Esto demanda solución para el hukou o venia de residencia, cuya supresión gradual se debate en los últimos años. Al avanzar el nuevo Siglo, para el 2030, cerca de la tercera parte de los habitantes del país, superará los 60 años. Aparece como paliativo retrasar la edad de jubilación hasta los 65 años; en la actualidad, el retiro es de 60-55 años para los hombres-mujeres en el sector público y de 50 para otras categorías. 

Asimismo, otro de los elementos o fenómenos presentes hoy en la presión social en China, radica en la chinización --emigración de los Han hacia otros territorios--, del factor político para algunas de las minorías nacionales. Desde una óptica muy amplia la implementación de políticas inversoras dirigidas a crear infraestructuras modernas, en las Regiones habitadas por minorías oriundas, así como incentivar el bienestar social resulta destacable y útil. 

Sin embargo, esos componentes no agotan ni resuelven situaciones de más calado social como pueden ser la estima por la identidad. Por ello, las mejoras económico-sociales realizadas, entre otros ejemplos, en el Tibet y Xinjiang, son importantes por su reflejo en el bienestar de sus habitantes; aunque por ello no disminuyeron las tensiones entre las minorías territoriales y los Han radicados en dichas Zonas, incluyendo las de raíz en el gobierno central.[1]

Un recuento de los factores económico-sociales que permean la sociedad china actual, destacaría la presencia de la creciente corrupción en las áreas gubernamentales y del PCCh. Es perfectamente perceptible que la lucha contra la corrupción desencadenada en los últimos años en China, no tiene referentes análogos en el desenvolvimiento reciente del país. Es sabido que los castigos, en función de la gravedad de los delitos cometidos, van desde largas condena a prisión hasta la pena capital. De esta última no se han librado dignatarios de la administración del Estado y altos dirigentes del PCCh. Si en el 2007 se procesaron 18,200 funcionarios, en el 2013, fueron sometidos a investigación 182 mil; entre ellos, 31 altos funcionarios.

Quizás, vale mencionar que la corrupción tiene en China raíces bien profundas, perdidas en el origen de la unificación del país. Durante la dinastía del primer emperador, Qin Shihuandi (221 a.e.), surgió promover la burocracia como medio para conformar lealtades; intermedio por el cual se trataba de apartar a los linajes y aristocracias locales que pugnaban por retener parcelas de riqueza y predominio social capaces de desafiar al poder central. No faltan estudiosos del acontecer chino que infieren hoy, de modo similar, en la corrupción y abuso de poder extremos de un pasado lejano, presentes en el diseño político e institucional del Estado chino. 

Un hecho digno de mención en este ámbito, por sus repercusiones político-sociales resultó la defenestración de Bo Xilai, miembro del Buró Político y jefe del PCCh en la megalópolis de Chongqing (32 millones de habitantes, Municipio Especial). Ocasión que sirvió para que el PCCh presentara el incidente como prueba de imparcialidad y firmeza a la hora de luchar contra la corrupción y el abuso de poder. El juicio de Bo Xilai concluyó con un castigo de cadena perpetua.[2] Pero, las condenas de su esposa, Gu Kailai, acusada de la muerte de un súbdito inglés (pena de muerte, suspendida por dos años), y de su mano derecha, Wang Lijun, Jefe de la Policía en Chongqing (15 años de cárcel) precedió a su propio proceso. 

Este sucinto recuento de las variables que tiran con intensidad de los acomodos necesarios en lo económico-social-político, en la etapa actual de la Reforma y Apertura en la nueva coyuntura interna, envuelve los desafíos que en la urbanización enfrenta hoy China. De acuerdo con varios altos funcionarios citados por el Global Times el coste de la urbanización es demasiado alto, y uno de los puntos clave para salir de ella es reducir el consumo de energía que se necesita para hacer crecer el PIB. 

Según el sitio web del Diario del Pueblo, un aumento de un punto porcentual de la urbanización en China consume el equivalente a 80 millones de toneladas de carbón. Así, en 2020 –cuando, si todo va según lo previsto, el 60% del país estará urbanizado– China va a quemar aproximadamente 5,5 mil millones de toneladas de carbón al año. Por otra parte, hay que señalar que China va a la cabeza del mundo en el uso de las energías renovables. 

Resulta positiva la resolución expedida en la que se establece la detención de la construcción de edificios públicos por cinco años. Por lo tanto, este es un cambio tangible. Y si hay voces que no dan mucho crédito a la voluntad política, expresada en las medidas en curso para contener la degradación, en las áreas de la protección del ambiente y la urbanización, no hay dudas que se va por buen camino, o al menos se marcha en esa dirección. Además, el gobierno obligará a las fábricas que publiquen sus normas ambientales y también se ha establecido la meta de reducir la intensidad de las emisiones en los sectores clave en un 30% a finales de 2017. 

Por otra parte, no puede ignorarse que en el 2012, China, siguió desarrollando un ingente esfuerzo en el aspecto cultural que, en esencia, busca proyectar la extensión del poder blando e influencia en el plano internacional. El Premio Nobel de Literatura (2012) otorgado a Mo Yan resultó un evento que contribuyó a renovar la imagen del país. También, en la formación de aquel perfil se inscriben los Institutos Confucio que, con más de 440 filiales y 500 aulas, esparcidas por la geografía del planeta aportan otras dimensiones a la esfera cultural. No puede ignorar que, desde Occidente, se despliega una guerra cultural y mediática encaminada a imponer patrones liberales y minar las raíces de las pautas sociales chinas. 

Recapitulando, puede puntualizarse que, el temor a un estancamiento en el crecimiento económico como consecuencia de la suma de adversos factores internos y globales, agrupa a los sectores que en China abogan por impulsar la liberalización. Se acusa a quienes se oponen a las políticas de desestatificación de defender prerrogativas burocráticas, razón última de sus resistencias, que pueden explicarse por posturas asociadas a imperativos ideológicos o a la preservación de intereses colectivos. 

En este plano, el problema es doble. Ante todo, el papel del Estado en la economía se vuelve un tema inevitable. Habría que dilucidar si en realidad es fomentador de la ineficacia o garante de un poder lo suficientemente sólido y capaz para no dejar el interés público inerme y a merced de los mercados. El CE parece enfatizar en un mayor papel para el mercado, a tono con las recomendaciones sugeridas por el BM. Entonces, es factible, en la práctica, que en China urge encontrar nuevos equilibrios entre las demandas sociales y políticas. 

Es también real que el sector público precisa reformas profundas que faciliten su adaptación a una economía que debe centrarse más en la innovación y menos en la inversión. Pero si de esto se trata –y es una de las claves de futuro menos cuestionable--, los que apelan a los cambios como sinónimo de la alteración del carácter de la propiedad, no deben olvidar también aquellas innovaciones políticas que garanticen la expresión de una mayor libertad en los ámbitos sociales. Cuestión que incluye a la academia-investigación que se vería más favorecida por una atmosfera más creativa. Hay consenso en que el grado de independencia y derechos en China hoy, no tiene igual panorama a los existentes 40 años atrás. 

Ante el cúmulo de tareas a enfrentar por China durante el mandato del Buró Político del PCCh elegido en el XVIII Congreso, parecen atinadas las declaraciones que llaman a profundizar las reformas en áreas cardinales con valor y sabiduría políticos aún mayores para superar las barreras institucionales que restringen el crecimiento. Además de enfatizarse en la necesidad de una economía sana para lograr las metas establecidas durante el Cónclave. Al menos, cinco serían las relaciones cruciales para ahondar la reforma: Mantener una mente abierta y buscar la verdad; avance integral y logros clave; la mejor planificación y exploración básica; innovación audaz con una base estable; y equilibrio dentro de la reforma, crecimiento y estabilidad. 

En definitiva, desde que asumieron el cargo (15/11/2012-3/2013), los nuevos líderes del país han reiterado fortalecer la economía y atacar las tareas económico-político-sociales, a través de reformas más profundas, incluido delegar el poder administrativo a los niveles inferiores y disminuir los controles en el sector financiero. El dilema es claro, China tiene que romper las barreras de los grupos atrincherados en la defensa de sus intereses, para liberar aún más la productividad social y vigorizar la creatividad. Ante tal alternativa no caben las detenciones o retrocesos. 

En resumen, el momento es de impulso a la vitalidad del desarrollo económico; el aumento de las eficiencias de gobierno, el fomento de la armonía social y la innovación, la salvaguardia de la justicia social, y la mejora del arte de liderazgo y de la capacidad de gobernanza del PCCh. Sobre todo, cuando se sabe que el país no puede copiar el modelo de modernización de los países desarrollados. La tierra no tiene suficientes recursos para apoyarla. China, tiene que tomar su propio camino y por esta vía hacer su oportuna contribución al bienestar de la humanidad. 

IV

Sin embargo, los saltos experimentadas por China, en la etapa (1978-2013) traídos por la Reformas y Apertura, ha tenido su precio. Así, hoy son múltiples los factores que reclaman atención económico-social-política. Entre otros, es destacable que no es posible seguir creciendo a cualquier costo, es necesario frenar las crecientes desigualdades de ingresos de los habitantes del campo y la ciudad, poner coto a la contaminación y sus nocivos efectos sobre el medio ambiente, cortar de raíz los fenómenos sociales que fomentan la corrupción, equilibrar los desajustes poblacionales (hukou, hijo único, envejecimiento), ganar mayor eficiencia energética, y en la esfera financiera y en el funcionamiento de la economía estatal.
Precisamente, la III Sesión Plenaria del XVIII Congreso del PCCh (9-12/11/2013), resultó el foro idóneo donde fue trazada la hoja de ruta para superar las distorsiones económicas que permean el quehacer social-político de China, y entre otros, llevar a la práctica (2020) los objetivos cardinales para la formación de una sociedad acomodada.[3] Parece haber consenso en ver en la III Plenaria del XVIII Congreso, la apertura de una nueva fase, la Reforma Nueva, en relación con las decisiones tomadas en (18-22/12/1978) con el destape de las Cuatro Modernizaciones, que pusieron el acento principal en el desarrollo económico y no en la ideología. 

Las directrices principales debatidas y aprobadas en la III Plenaria, abarcan diez líneas magistrales, resumidas en: 1) El papel del mercado será decisivo; la profundización de la reforma económica tiene como punto clave, las relaciones del gobierno y el mercado, donde éste último tendrá un papel categórico en la distribución de los recursos. 2) El sistema judicial se convertirá en una administración vertical. La defensa de la Constitución y las leyes, introducir reformas en la ejecución administrativa de la ley, lograr firmeza y justicia de las autoridades fiscales y tribunales, y proteger los derechos humanos, están consignadas en la Resolución como prioritarias. 

En calidad de nueva estructura se creará: 3) La Dirección para la Profundización Integral de la Reforma; órgano encargado de diseñar, coordinar, promover la reforma, así como supervisar su realización. 4) Igualmente, se organizará un Comité de Seguridad Estatal; pieza de carácter estratégico de la nueva dirección colectiva central en materia de la seguridad estatal. 5) No faltó la reafirmación que el objetivo general de profundizar la reforma consiste en perfeccionar y desarrollar el socialismo con características chinas; e incluye, impulsar la modernización del sistema administrativo del país y sus capacidades. 

La declaración final, deja claro que: 6) El país mantendrá un sistema económico básico caracterizado por una economía mixta, teniendo de pilar central la propiedad pública; componente del socialismo con peculiaridades chinas y plataforma de la economía de mercado socialista. 7) Asimismo, se harán cambios importantes en la construcción del ejército, se reajustará el sistema militar y prestará más atención a la industria de guerra. 8) El sistema fiscal y tributario sufrirá sustanciales reformas. 

Quedaron delimitadas las responsabilidades de los estamentos gubernamentales; se fijaran los impuestos y será más transparente el presupuesto. Un sistema financiero moderno integrará plenamente a China en la economía mundial. 

La explotación de la tierra no está fuera del proceso renovador. 9) Se consignó que cambiará significativamente el usufructo en la agricultura; y se impulsará la transferencia del derecho de gestión de las tierras. De forma paralela fue subrayado que en el agro chino es indispensable establecer reglas de mercado justas, abiertas y transparentes y mejorar el mecanismo de fijación de los precios de mercado. A la vez, se situaran en el mercado las tierras en las ciudades y el campo dedicadas a la construcción; además de perfeccionar la esfera del mercado financiero, así como profundizar la reforma de los métodos técnicos-científico y tecnológico en el agro.

No menos trascendental resultó el señalamiento: 10) Es muy necesario continuar luchando contra la corrupción y el consumo a costa del erario público. Se declaró ineludible restringir el poder e implantar una coordinación científica y eficaz, entre las instancias gubernamentales mediante el desarrollo de la innovación institucional, así como establecer un sistema que garantice el trabajo sistemático contra la corrupción y mejorar de continuo los estilo de trabajo en esta lucha. 

Las directrices magistrales perfiladas en la III Plenaria del XVIII Congreso evidencian que las soluciones chinas tienden, entre otras medidas, a universalizar el mercado, promover la competencia, diversificar la inversión extranjera en varios sectores o facilitar el acceso a otros como pueden ser la exploración, importación y distribución de petróleo, gas no convencional, la industria eléctrica, la reorganización de las telecomunicaciones, la reforma del usufructo del suelo y del sistema financiero. Eventos a desarrollar de modo progresivo-experimental en todas y cada una de las medidas a aplicar. 

Muestra de ello, en las finanzas, lo constituyó la creación de la zona económica piloto de Shanghái que servirá para ensayar como facilitar la introducción plena de China en las finanzas internacionales y el modo de internacionalizar el yuan. Elementos que a no dudarlo, proveerán nuevas condiciones para que el país desempeñe un papel más relevante a nivel global. Es bueno señalar que recientemente fueron listadas 18 actividades sensibles a las que los inversores extranjeros no podrán acceder. Shanghái es una zona especial económica, pero no política. 

Por otra parte, la III Plenaria reafirmó que, en lo económico, tanto el sector público como el privado son componentes reconocidos de la economía nacional. A la inversión privada se abren sectores como la banca, energía, infraestructura, o telecomunicaciones. El objetivo parece claro; tiende a favorecer la competencia y desintegrar los monopolios. Las empresas estatales tendrán que adaptarse a un régimen financiero duro. Además, entregaran al Estado el 30% de sus ganancias, frente al sistema actual que oscila entre 0-15%, disponiendo de un plazo de siete años (2020) para operar en las nuevas reglas. También, se procederá a separar las funciones de gobierno de la gestión empresarial, tal como se hizo con el ferrocarril. 

Por otro lado, la integralidad de las políticas económicas diseñadas insisten en lograr un desarrollo coordinado, tanto urbano como rural. Se trata de eliminar las disparidades campo-ciudad y equiparar los frutos de la modernización de modo que los beneficios del desarrollo lleguen a todos por igual. Se aplicaran estrictas medidas de protección de los suelos cultivados, cesión de derechos a los campesinos de cómo poseer, usar, beneficiarse y transferir sus contratos, e inclusive, usar éste como garantía para la obtención de préstamos. Serán promovidos el agro-negocio, las cooperativas, así como orientar fondos industrial-comerciales hacía el campo; incluidos la equiparación de los servicios educativo-salud y otros bienes sociales. 

Igualmente, la protección de los derechos humanos tiene su lugar en la Resolución aprobada. Fue declarada la abolición del sistema de reeducación mediante el trabajo; data de 1956. Asimismo, hay que destacar la reducción paso a paso del listado de delitos susceptibles de castigos con pena de muerte, así como la nulidad de las confesiones obtenidas con el empleo de la fuerza física. El sistema de peticiones (datan del Imperio) ante las insatisfacciones en las quejas contra las autoridades locales, llevadas al poder central, será objeto de reforma, procurando que las instancias regionales o locales faciliten su solución. 

Tampoco falta, en el orden político, la alusión que el PCCh avalará tanto la autoridad de la Constitución como de las leyes. Fue declarado que todos los ciudadanos son iguales; ningún individuo u organización estará por encima de la Constitución o las leyes; toda violación de éstas será castigada. En este orden, la justicia notará reformas, incluida la creación de un régimen relativamente separado. Busca evitar errores judiciales, fomentando la independencia del poder judicial y la fiscalía, y aumentar la transparencia mediante un código claro de derechos y deberes. 

En lo inmediato, el foco de atención para el 2014 estará centrado, entre otros criterios, en un crecimiento razonable del crédito y el financiamiento social. Impulsar la liberalización de las tasas de interés, y avanzar en internacionalizar el uso del yuan. Las seis tareas primordiales fijadas para el año se concentran en: 

-Seguridad en la cadena de suministro de alimentos y, al mismo tiempo, certeza en la calidad de los alimentos.
-Cambiar la estructura industrial, resolver el problema del exceso de capacidades en varias ramas, así como promover un crecimiento económico sostenible, impulsado por el consumo interno, los servicios y la innovación.
-El gobierno implementará medidas para mejorar la gestión de la deuda de las administraciones locales.
-Coordinar el desarrollo entre las diferentes regiones.
-Mejorar la calidad de vida de la ciudadanía e impulsar la creación de empleos.
-Último pero no menos importante, China estimulará la cooperación financiera internacional, principalmente en las áreas de acuerdos de libre comercio y arreglos de inversión. Se espera que la economía china crezca un 7.5%. 

Finalmente, todo indica que el (2012-2022) marcará un decenio decisivo en el desarrollo económico y democrático de China. Ante todo, deberá transformarse el patrón de crecimiento con sostén en el consumo interno. El desgrane de las líneas magistrales delineadas por la III Plenaria del XVIII Cónclave, irán hallando acomodo con el fin último de hacer más eficiente el desempeño económico-político, eliminar o atenuar los vacios sociales, incluidas las subyacentes entre algunas de las minorías. 

Por último, es perceptible que el PCCh, al situarse en el centro impulsor de la Reformas Nueva, pone solidas bases para, en lo político, dejar atrás parte del núcleo duro heredado del modelo soviético. Sabiduría y experiencia le sobran. 

Bibliografía mínima

Giovanni, Arrighi, Adam Smith en Pekín, Editorial Akal, S.A, Madrid, España, 2007.
Henry Kissinger, “China” Editorial Random House Mondadori, S.A., Barcelona, España, 2012.
Jin Bo, “China: País por descubrir”, China Intercontinental Press, Beijing, 2010.
Julio A. Díaz Vázquez, Eduardo Regalado, “China: El Despertar del Dragón”, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2007.
Mark Leonard, “¿Qué piensa China?” Icaria editorial, s. a. Barcelona, España, 2008.
Rafael, Poch-de-Feliu, La actualidad de China, un mundo en crisis, una sociedad en gestación, Editorial Crítica, S.L., Barcelona, España, 2009.
Ríos Xulio, China pide paso. De Hu Jintao a Xi Jinping, Icaria editorial, s.a., Barcelona, España, 2012.
Samir Amin, “¿China es capitalista o Socialista?”, El Viejo Topo 302, marzo 2013, pp. 29-41 

[1] En China hay 55 minorías nacionales que en el año 2000 ascendían a más de 106 millones de habitantes. De ellas, 2 tenían más de 10 millones; 16 exhibían una población de más de un millón; 18 menos de un millón y más de 50 mil individuos; 19 muestran menos de 50 mil personas. La etnia tibetana tenía 5 millones 416 mil 021; y la uigur 8 millones 399 mil 393 habitantes. 

[2] Entre el 23-26/8/2013, en el Tribunal Popular Intermedio de Jinan, provincia de Shandong, concluyó el jucio contra Bo Xilai; fue condenado a cadena perpetua. La agencia de prensa Xinhua ofreció una amplia cobertura al proceso. Ver, por ejemplo, los comunicados de Xinhua de los días: 23-27-28/8/2013. 

[3] El PCCh, del XVIII Congreso, contó con un Secretario General, un CC de 204 miembros permanentes y 105 suplentes; 25 integrantes del Buró Político (BP) y 7 miembros del Comité Permanente (CP). El CC se reúne una vez al año; es el máximo órgano político entre los Congresos; los mandatos son de 5 años; las renovaciones se hacen cada 10 años. Las III Plenarias tienen cierta relevancia por concretar los programas y aspiraciones de cada nueva dirigencia del PCCh. En la reunión del (9-12/11/2013) participaron, además, 400 altos funcionarios, incluyendo representantes de los gobiernos locales, de empresas, instituciones financieras estatales, organizaciones sociales, la academia y think tanks. Se desarrolló a puertas cerradas.


lunes, 26 de mayo de 2014

[Baudouin Deckers] Cuestiones sobre el desarrollo del socialismo en la República Popular China

A continuación publico esta entrevista hecha en 2003 al miembro del Buró Político del PTB Baudouin Deckers, publicada en su revista teórica Etudes Marxistes nº64. La entrevista ya había sido publicada en su día por la Juventud Comunista de Asturias (www.jcasturias.org) pero en los últimos años había desaparecido de la red. Es por ello que tomé la iniciativa de volver a traducirla, en vista del interés que encierra. Efectivamente, pese a los datos ya desfasados y algunas valoraciones que posiblemente idealizaban la política del PCCh y el desarrollo del socialismo en China, 11 años después esta entrevista mantiene su actualidad, pues a grandes rasgos describe el sentido de la política de Reforma y Apertura en China que rige los destinos de la República Popular China en la actualidad.


Una delegación del Comité central del PTB estuvo en China del 16 al 25 de febrero de 2003 por invitación del Departamento de Relaciones Internacionales del Partido Comunista de China. Baudouin Deckers, miembro del Buró político del PTB y responsable de Relaciones Internacionales, dirigía la delegación. Nos contesta aquí a una serie de preguntas que se hacen frecuentemente sobre China. 


Durante los últimos 30 años, China ha conocido reformas profundas. ¿No supone esto alejarse del socialismo?

Tras la victoria de la revolución en 1949, la colectivización gradual de la agricultura, la nacionalización de la industria y la planificación de la economía permitieron a China salir, hasta cierto punto, de su enorme atraso y lograr en dos décadas unos progresos inmensos. 
Durante los años 70, el antiguo primer ministro Zhou Enlai fue el primero en hacer un llamamiento a modernizar mucho más rápidamente la economía del país. 

A principios de los años 70, el PCCh consideró que la economía no podía seguir desarrollándose a un ritmo elevado, lo que era considerado indispensable, y al mismo tiempo mantener los principios estrictamente colectivistas aplicados hasta entonces, pese a que éstos habían permitido que China instalase unas bases sólidas. China no dispone de tecnología avanzada, ni del know-how en materia de gestión de empresas, ni de las técnicas modernas. Según el PCCh, si tuviera que contar principalmente con sus propias fuerzas, la distancia entre la China socialista y los países capitalistas desarrollados no dejaría de aumentar, lo que haría más que generar un creciente descontento por parte de la población, mientras que China sería cada vez más vulnerable frente al imperialismo. Sería por tanto el propio socialismo quien estaría en peligro. 

El PCCh considera que el socialismo y el comunismo, tales como los describieron Marx y Engels, sigue siendo el objetivo final. Pero, como dice, los fundadores del socialismo científico no elaboraron respuestas a la siguiente pregunta: ¿Cómo pasar de un estado de atraso inmenso al socialismo en un país del tercer mundo de talla inmensa, que cuenta con más de mil millones de habitantes, después de más de 2000 años de feudalismo y en ausencia de países socialistas muy desarrollados en los que apoyarse? 

Manifiestamente, China construye el socialismo en condiciones muy diferentes de las que nos esperan en los países capitalistas antiguos, altamente desarrollados económicamente. “Para construir el socialismo en un país pobre del tercer mundo, un cierto desarrollo de empresas capitalistas es normal y necesario”[1] Los teóricos del PCCh hacen referencia a la Nueva Política Económica de Lenin[2] que, según ellos, permitió el desarrollo del capitalismo bajo control del Estado socialista, tras los estragos de la guerra de intervención imperialista de 1918-1921. 

Nos es imposible juzgar todos los aspectos de la cuestión. No sabemos, por ejemplo, por qué la experiencia de industrialización y colectivización relativamente rápidas y de planificación central en la Unión Soviética en los años 30 no son, de una manera o de otra, aplicables a la China de hoy, como tampoco podemos hacer un balance completo de toda la experiencia china hasta finales de los años 70, ni tampoco de la posterior. 

Pero debemos permanecer objetivos, tomar conocimiento de las diferentes políticas del PCCh y del gobierno chino. Debemos reconocer tanto los problemas a los que se enfrenta como los innegables éxitos que ha traído la reforma. 

Según Deng Xiaoping y otros importantes dirigentes, el PCCh había querido quemar etapas persiguiendo un nivel de colectivismo que no se correspondía con el estado atrasado de las fuerzas productivas, mientras que el colectivismo socialista tiene una base material, que es la gran producción industrial y la mecanización de la agricultura. 

La Gran Revolución Cultural (1966-1976) nos enseñó – a los jóvenes revolucionarios occidentales – principios que están en la base misma de nuestro partido, como la crítica de los rasgos esenciales del revisionismo jruschoviano, la necesidad para los comunistas de transformar constantemente su visión del mundo, de mantener una ligazón estrecha con las masas, y otras muchas cosas. Pero esto no excluye que, al mismo tiempo, este periodo estuvo caracterizado por errores importantes en la propia China. Según los dirigentes chinos, vio nacer el apogeo de una política considerada como voluntarista e izquierdista, que estuvo acompañada de falsas concepciones igualitaristas, negando la máxima del socialismo: “A cada cual según su trabajo”. Además, el desarrollo económico sufrió en aquella época de exageración de la lucha de clases, mientras que en términos generales, bajo el socialismo la prioridad debe ser acordada precisamente al desarrollo económico. En efecto, no se puede eliminar las clases en el marco de una sociedad atrasada. El objetivo del socialismo es aumentar incesantemente el bienestar y el nivel de vida de las masas populares. El PCCh sacó la conclusión de que es imposible para cualquier partido mantenerse en el poder si no se aplica con éxito a esta tarea.   

En un primer momento, China impulsó la des-colectivización en el campo (la tierra se mantuvo como propiedad estatal o colectiva). La producción privada se desarrolló rápidamente. El ingreso medio de los campesinos aumentó considerablemente. De 1985 a 2002, el ingreso medio de los campesinos pasó de 397,60 a 2475,60 yuanes.[3]

La tercera sesión plenaria del XI Comité central del PCCh (1978) concluyó que la contradicción principal en China era la contradicción entre las necesidades crecientes de las masas populares y el atraso de las fuerzas productivas. 

La cuarta sesión plenaria del XIII Comité central (1989) lanzó la política de reformas y apertura al exterior. 

Según el informe de Jiang Zemin, presentado en el XVI Congreso del PCCh en noviembre de 2002, el Producto Interior Bruto de China conoció, de 1989 a 2002, un crecimiento anual del 9,3%. Se trata de una verdadera hazaña cuando sabemos que durante este periodo la crisis del capitalismo redujo de manera draconiana las tasas de crecimiento de los países imperialistas y de la mayoría de países del tercer mundo. 

El Informe sobre Desarrollo Humano de Naciones Unidas señala especialmente que “en los años 90, China pudo hacer salir de la pobreza a 150 millones de personas, es decir el 12% de su población, y reducir así a la mitad la incidencia de esta lacra.” Es principalmente gracias al éxito conseguido en China que número total de pobres extremos ha disminuido en el mundo, mientras que a lo largo de la última década, el Informe constata que “unos 54 países son hoy más pobres que en 1990” – entre los cuales están casi todos los antiguos países socialistas de Europa y Asia Central.[4]

El PCCh nos parece estar realmente unido en torno a la actual política de reformas. Los sorprendentes resultados parecen haber convencido a la mayoría de los escépticos. Aparentemente, toda la atención está puesta en estas reformas, que el PCCh considera estar lejos de haber terminado. En efecto, pese a sus progresos gigantescos, China sigue siendo a día de hoy un país del tercer mundo.[5] Por dar un ejemplo: en materia de ingreso por habitante, se sitúa hoy en la categoría inferior de los ingresos medios en el mundo – categoría situada justo antes de la categoría de los países más pobres. El informe citado dice precisamente que, hasta el momento presente, el esfuerzo para hacer salir a un porcentaje elevado de habitantes de la pobreza “ha estado concentrado en las zonas costeras. En otras partes, persisten zonas de pobreza. La economía de algunas regiones continentales avanzan así mucho más lentamente que la del resto del país.”[6] No obstante, desde hace aproximadamente dos años, China ha iniciado su política de desarrollo del Oeste. Es decir: extensión a las provincias interiores (¡que cuentan con más de mil millones de habitantes!) del desarrollo industrial conseguido en las zonas costeras, que actualmente sólo afecta a unos 200 millones de habitantes. China proseguirá por tanto con su política de búsqueda de inversiones extranjeras, enfocándolas mucho más. 

No se puede comprender la política del PCCh ni apreciar sus logros en su justa medida, sin tener muy en cuenta estas realidades. 

China ha introducido el capital privado, autoriza la propiedad privada, ha lanzado el eslogan “Enriqueceos”… ¿Qué hay de socialista en todo esto?

Según el análisis del PCCh, China se encuentra hoy en la fase inferior del socialismo, y aún se mantendrá en esta fase durante varias décadas (hasta finales del siglo XXI). Durante todo este periodo, debido al estado extremadamente atrasado de las fuerzas productivas, la tarea prioritaria consiste en desarrollarlas. El PCCh ha traducido esta orientación en una política de reformas, un “socialismo con características chinas”, cuyas principales características son las siguientes:
  • Diversificación de la propiedad de los medios de producción, introducción de la propiedad privada junto con la propiedad estatal (a parte entera o mayoritaria), la propiedad colectiva (a parte entera o parcial) y de todas las formas intermediarias posibles. “La propiedad privada de los medios de producción ha sido la fuerza motriz del desarrollo de las fuerzas productivas al salir del feudalismo: es una ley del desarrollo económico que no podemos negar.” “Marx no se pronunció como tal contra las sociedades por acciones, y podemos considerar estas sociedades tanto en el sistema capitalista como en un sistema socialista.” La mayor parte de las empresas se han convertido en sociedades por acciones, de las que el Estado posee todo (mayoría, minoría de bloqueo) o nada. La política de des-colectivización en el campo y de desarrollo de empresas privadas ha ido acompañada del llamamiento a “enriquecerse”. Juntas, estas medidas debían estimular el sentido de la iniciativa y por consiguiente la producción. El nivel de vida netamente más elevado de una minoría debe incitar constantemente a los demás a lanzarse a una producción moderna y eficaz, mientras que los nuevos ricos son llamados constantemente a poner sus capitales al servicio del desarrollo del conjunto.
  • Política de apertura al mundo capitalista desarrollado. El Estado chino no dispone de los capitales necesarios para el desarrollo moderno de toda la industria. Gracias a las inversiones extranjeras (la mayoría de las veces bajo forma de joint-ventures, a veces totalmente extranjeros), China atrae inmensas cantidades de capitales, alta tecnología, know how, etc. Esto le permite formar rápidamente un gran número de técnicos y managers chinos, constituir una clase obrera no sólo mucho más numerosa sino también familiarizada con las técnicas más avanzadas, atraer a masas de campesinos a la ciudad – mientras que en el campo, la mano de obra es muy excedentaria. Por otra parte, las aportaciones de los inversores extranjeros también abre mercados exteriores para los productos chinos.
  • Un gran número de empresas no estratégicas consideradas “irrecuperables” fueron cerradas, al ser demasiado elevados los costes de su saneamiento. Esta política permite concentrar los capitales del Estado y orientarlos hacia las empresas y proyectos considerados como realmente estratégicos y prioritarios. No olvidemos cómo se produjo la acumulación de capitales en los países que hoy son altamente desarrollados. Por una parte, la clase obrera sufrió una explotación extrema durante el siglo XIX – baste pensar en el trabajo infantil, en las jornadas de trabajo de 12, 16 horas de trabajo o incluso más, a veces los 7 días de la semana. Por otra parte, la colonización sometió a los pueblos del tercer mundo a una explotación aún más feroz, mientras que las potencias occidentales saqueaban los recursos naturales. Allí se encuentran los fundamentos de nuestro bienestar (por muy relativo que sea para una gran parte de la población) – mientras que estas políticas persisten hasta nuestros días, aunque sea bajo una apariencia más “civilizada” (y aún así…). ¡Por supuesto, China socialista rechaza este camino!
  • Abandono del plan, tal y como había sido entendido y aplicado durante las primeras décadas. Era tan detallado que no permitía satisfacer precisamente las necesidades reales. “Realmente, hace años, muchas veces hacía falta hacer la cola delante de las tiendas donde faltaban los productos necesitados, mientras que ahora este problema ha sido resuelto completamente. 
  • La introducción del mercado como regulador, y de la competencia como incitación a una producción mejor, más eficaz… Aquí también, la idea es que hay mercado capitalista y mercado socialista.

¿Juega aún el Partido Comunista un papel dirigente en China?

Hemos observado que el papel dirigente del PCCh y del Estado socialista se ha afirmado y reforzado en todas partes. “Es incuestionable que el PCCh abandone algún día el poder – al contrario, como se ha afirmado de nuevo en el último Congreso. Es la condición esencial para mantener la orientación socialista.” El XVI Congreso ha reafirmado que era necesario atenerse a los “cuatro criterios fundamentales”: la vía socialista, la dictadura democrática popular, la dirección del Partido Comunista y el marxismo-leninismo pensamiento de Mao Zedong. 

Los inversores y los capitalistas privados están obligados no sólo a aceptar el sindicato, sino también la existencia del Partido Comunista en las empresas. El papel del sindicato, correa de transmisión entre el Partido y las masas, como defensor de los intereses de los obreros, pero también como educador político e ideológico, parece haberse reforzado. 

El desarrollo de la región costera y del interior del país es muy desigual. ¿No es esto una característica del capitalismo? 

Desde hace 20 años, el conjunto de la población ha visto sus ingresos y su poder adquisitivo aumentar constantemente. Pero es cierto que este progreso es mucho más marcado en las ciudades que en el campo, en las regiones costeras que en el interior. 

La región costera conoce un desarrollo extremadamente rápido e impresionante. Se trata de 4 regiones económicas especiales y de 14 ciudades abiertas, que cubren en total una población de 200 millones de chinos. “Somos muy conscientes de las diferencias que esto genera entre la región costera y las demás regiones del interior. Pero hace falta tener “locomotoras” de nuestro desarrollo, no podemos desarrollar la totalidad de este inmenso país de manera igualada.”

La ciudad de Shanghái es sin duda el ejemplo más sorprendente. Parece que la multiplicación de objetivos ambiciosos galvaniza el entusiasmo de la población, que ve su nivel de vida elevarse incesantemente. Los jóvenes se encuentran ante inmensos desafíos, la voluntad de aprender es colosal y cada uno podrá hacer valer plenamente sus conocimientos. 

El propio PCCh dice que aún quedan muchos problemas por resolver, que la reforma no es fácil y que engendra nuevas contradicciones. 

La tasa de desempleo ha aumentado considerablemente en China. ¿Cómo es esto posible en un país socialista?

China estima que a día de hoy tiene unos 20 millones de desempleados, es decir un 4,5% de la población activa. Según el PCCh, en términos generales la reforma de las empresas de Estado ha terminado. En efecto, la mayor parte ha sido privatizada, pero las que quedan (nuestros interlocutores mencionaron unas 15.000 empresas) han sido saneadas. Por primera vez, estas empresas trajeron beneficios en 2002, lo que ofrece un margen de trabajo mucho más grande al Estado, mientras que aumenta su parte en la producción industrial global de China. El PCCh reconoce abiertamente que los cierres de empresas estatales han echado al paro a unos 5 millones de trabajadores. Pero su número está disminuyendo gracias a los programas de formación.[7] Según él, la cuasi-totalidad de estos trabajadores será reincorporada al  trabajo. 

Con el éxito de la reforma en las regiones costeras, China se ha lanzado desde algún tiempo en su campaña de desarrollo del Oeste, es decir de todas las provincias al oeste de la delgada banda costera. Se trata en los próximos años (décadas) de industrializar y modernizar estas regiones como lo han sido las de la costa durante la última década. Hemos visto cómo la provincia interior de Jiangxi recibe una ayuda diversificada de parte de las ciudades desarrolladas, incluyendo Shanghái: la provincia envía numerosos cuadros en formación a Shanghái, que a su vez envía numerosos cuadros a la provincia. El Estado orienta las nuevas inversiones extranjeras hacia estas regiones. Se desplazan industrias de las regiones costeras hacia el interior (como la industria textil de Shanghái que es relocalizada en el interior). 

Pese a la creación de muchos puestos de trabajo, un número importante de chinos se encuentran sin empleo. Se trata sobre todo de la fuerza de trabajo excedente en el campo. En la época de la agricultura colectiva, el campo ya tenía un desempleo larvado muy importante – pero no reconocido como tal. Formalmente, estos campesinos mantenían un empleo y por consiguiente unos ingresos, aunque fueran exiguos. 

La industrialización permite una mecanización de la agricultura, que a su vez genera un doble fenómeno. Por una parte, el trabajo de los campesinos se ha vuelto más ligero y humano. Por otra parte, la mecanización aumenta el excedente de mano de obra – agravado todavía más por el crecimiento demográfico, puesto que hace mucho tiempo ya que China puso en explotación la totalidad de sus tierras cultivables. Sin la reforma, podemos imaginarnos que en lugar de progresar, el campo se habría empobrecido constantemente. 

China ha privatizado un buen número de empresas estatales. Está tomando la vía capitalista. ¿Puede hablarse ya de una clase capitalista? 

En 1989, durante los acontecimientos de Tian An Men, teníamos la impresión de que el capitalismo se desarrollaba de manera salvaje y de que podía convertirse en el aspecto principal de la economía china.[8] Hoy, el Estado socialista dispone de leyes y reglamentos cada vez más numerosos que aparentemente le permiten controlar y orientar correctamente el desarrollo de las empresas capitalistas dentro de una economía mixta. Los inversores extranjeros son sometidos a una legislación extremadamente detallada; los contratos prevén todo, hasta el más mínimo detalle, a fin de garantizar los intereses de China y de los trabajadores… Los márgenes beneficiarios de las empresas occidentales son a menudo inferiores en China con respecto a sus inversiones en otros países del tercer mundo. Pero China constituye un enorme mercado en expansión. Rechazar invertir en China con las condiciones impuestas tendría como consecuencia que otro competidor ocupe el sitio… 

Hemos constatado que, en los hechos, el control del Estado es hoy mucho más importante de lo que uno se imagina y que incluso tiende a adquirir amplitud. Muchas empresas privatizadas y que (parcialmente) cotizan en bolsa siguen teniendo, pese a todo, una gran participación de bloqueo del Estado. En los hechos, el Estado central y todos los niveles inferiores elaboran planes bastante exigentes, se fijan numerosos objetivos bien precisos, que manifiestamente se cumplen, ya sea la producción deseada, las infraestructuras necesarias, las relocalizaciones u otros objetivos económicos. Si al principio China permitía inversiones en más o menos todos los sectores, hoy los desalienta en todos los sectores, excepto en las tecnologías punteras. 

Oficialmente, pese a las privatizaciones, China no tiene clase capitalista. Esto no nos parece correcto. Que las decenas miles de capitalistas en la actualidad no se hayan (aún) constituido como fuerza política unida (en partido político) no significa que no formen una clase, con intereses propios, que tarde o temprano entrarán en conflicto abierto con los intereses de los trabajadores y del Estado socialista. Particularmente porque estos capitalistas, como en todas partes, reivindicarán beneficios cada vez más grandes, que no podrán obtener más que aumentando la explotación de la clase obrera, exigiendo medidas antisociales por parte del Estado… y porque tarde o temprano el capitalismo en China estará confrontado con los fenómenos de sobreproducción y de crisis que lo caracterizan en el mundo. El PCCh no podrá frenar las ofensivas (inevitables) de los capitalistas más que si se arma él mismo de una consciencia clara a este respecto. 

Tenemos la impresión de que las posibilidades de expansión del sistema capitalista son sobreestimadas, que no se tiene suficientemente en cuenta las leyes del capitalismo y la realidad del capitalismo. Algunos responsables que hemos conocido lo reconocen y consideran que, por este motivo principalmente, es indispensable para ellos tener intercambios regulares con los comunistas de los países industrializados, que tienen una larga experiencia y un conocimiento del capitalismo. Algunos dan la impresión de que creer que podrán sortear estas leyes del capitalismo. 

¿Por qué China se ha unido a la Organización Mundial del Comercio? ¿Cuáles son las consecuencias hasta ahora?

La adhesión a la OMC se deriva lógicamente de toda la política de reforma. Se considera indispensable para atraer los capitales necesarios así como tecnologías modernas y abrir los mercados mundiales para dar salida a los productos chinos. 

La entrada en la OMC ha tenido, hasta ahora, consecuencia mucho menos graves de las que esperaba China – mientras que los Estados Unidos tienen que constatar ellos mismos que han sacado muchas menos ventajas de lo esperado. Una de las razones es que los productos que provienen del exterior son generalmente mucho más caros que los que se producen en China. No obstante, y sobre todo en la agricultura, China está esperando consecuencias bastante graves, pero se está preparando para ello. China no puede producir cereales al precio del mercado mundial – el campo chino no se presta a ello y es esencialmente en este sector que la OMC eliminará a millones de campesinos. Hemos visto que en la región “pobre” que es la provincia de Jiangxi, en Nanchang, se construyen granjas modelo por el Estado en todos los distritos para reorientar los campesinos hacia producciones que no sufrirán la competencia y que aportan mucho más que la producción de cereales, como la producción de animales bovinos, aves de corral (patos notablemente), flores y otros productos. 

Pese a que la OMC no permita imponer citeriores a las inversiones, que deben ser libres, China es lo suficientemente centralizada como para poder alentar las inversiones deseadas y desalentar aquellas que no necesita. 

Tal vez sea oportuno recordar que otros países socialistas como Cuba ya eran miembros de la OMC antes que China. La República Popular China ha declarado en reiteradas ocasiones que sería la punta de lanza de las reivindicaciones del conjunto de los países del tercer mundo en la OMC – promesa que ha cumplido perfectamente hasta hoy, como demuestra su posición “dura” durante la Conferencia de Cancún, en septiembre de 2003, contra la resolución presentada por los países industrializados. 

¿Cómo es posible que ahora los capitalistas puedan convertirse también en miembros del Partido Comunista en China?

El PCCh ha elevado la teoría de la “triple representatividad” de Jiang Zemin al rango de continuación del marxismo-leninismo, del pensamiento de Mao Zedong y de la teoría de Deng Xiaoping. En el extranjero, la gente prácticamente sólo se queda con la idea de que “de ahora en adelante, los capitalistas pueden convertirse en miembros del Partido”. Se trata de una reducción simplista y deformada. 

Con la teoría de la “triple representatividad”, el PCCh pretende “representar las exigencias del desarrollo de las fuerzas productivas progresistas, representar la orientación de la cultura de vanguardia china y representar los intereses fundamentales de las grandes masas populares”. Un investigador cercano al Departamento de Relaciones Internacionales nos hizo una exposición sobre esta teoría. Otros camaradas no han dado elementos añadidos. He aquí lo esencial:
  1. Esta teoría alumbra el objetivo del ejercicio del poder por el PCCh: el PCCh debe mantenerse a la vanguardia de la época actual. Debe ser el núcleo del pueblo chino, el núcleo director de la modernización en China.
  2. Ha reforzado la consciencia acerca de los riesgos que supone el poder. Como indican las experiencias históricas, para el que se mantenga mucho tiempo en el poder, el riesgo de separarse de las masas populares aumenta.
  3. El Partido ha propuesto ampliar su base de masas. Ha definido 6 nuevas categorías sociales en la sociedad china, después de la política de modernización y reformas: personal de empresas de alta tecnología (ingenieros y técnicos), empresarios y gestores de empresas con capitales mixtos, empresarios privados, trabajadores de organizaciones intermedias (interventores de cuentas, etc.), profesiones liberales. China cuenta con 35 millones de intelectuales.
  4. El Partido se compone principalmente de obreros, campesinos e intelectuales. Considera que hay que aceptar la incorporación de todas las personas que reconocen los estatutos del PCCh, aceptan su programa, son elegidas por las masas como dignos de ser miembros del PCCh, son aceptadas después de sus dos años de pre-militancia y coinciden con los otros muchos criterios del Partido. Otro cuadro del PCCh añade: “Sí, hoy hay explotadores, capitalistas en China. No hablamos de “clase de los capitalistas”, porque no están constituidos como fuerza política separada y prohibimos la formación de un partido político de estos capitalistas. Pero somos conscientes de que, inevitablemente, un cierto número de ellos buscará constituirse como partido político. Por ello, animamos a los capitalistas que estén de acuerdo con nuestras exigencias severas de adhesión a que se unan al PCCh. Los mostramos como ejemplo para los demás, así contrarrestamos el empuje de aquellos que quisieran un partido separado o se oponen al PCCh.”
  5. La teoría sobre la edificación del Partido responde a los criterios que permiten saber si un Partido es progresista o no. La proporción de miembros de origen obrero en el seno del PCCh no es el criterio decisivo. Hay que atenerse al marxismo, que debe ser el programa director del Partido. Hay que ver si el partido representa los intereses de la población más amplia posible y la correcta orientación del desarrollo de la sociedad. Si se quiere que el partido siga estando a la vanguardia de las evoluciones tecnológicas, hay que alentar la adhesión de aquellos que las dominan.
  6. El Partido ha propuesto unos perfeccionamientos de su estilo de trabajo: mejorar el ejercicio del poder, garantizar al mismo tiempo el papel director del Partido, hacer valer el papel de la Asamblea Popular (Congreso) y de las Asambleas consultativas.
  7. El Partido ha propuesto ampliar los canales de la democracia interna del Partido. Es necesario que los miembros del Partido conozcan mejor las decisiones.
¿Hacia dónde conducirá esta política?

Nuestra confianza en el PCCh se basa en sus logros pasados y presentes. El PCCh supo mantener su unidad tras el movimiento contrarrevolucionario de Tian An Men, al tiempo que retomaba el control de los acontecimientos, manteniendo un ritmo de crecimiento económico enorme.  

Esta confianza también se basa en las rectificaciones que el PCCh inicia o anuncia. De nuestros encuentros, nos quedamos con la impresión de que una parte creciente de los cuadros se dan cuenta del riesgo de que, con la introducción del capitalismo y la apertura hacia Occidente, el PCCh pueda perder su ideología revolucionaria. 

El nuevo secretario general, Hu Jintao, ha subrayado en repetidas ocasiones la necesidad de ponerse al servicio del pueblo (triple representatividad), la necesidad de restaurar el honor del estilo de trabajo que Mao Zedong había promovido en los años de la revolución – en su discurso a la base revolucionaria en la provincia de Hebei, el 3 de enero de 2003, llamaba a mantener el honor del estilo de trabajo: trabajar duro, no buscar ventajas personales, sino ponerse de manera resuelta al servicio del pueblo, reforzar los lazos con las masas…[9]

La lucha contra la corrupción y otros fenómenos negativos que carcomen al PCCh y al Estado socialista desde la reforma parece tomarse cada vez más en serio. Últimamente, el PCCh ha apoyado varias huelgas obreras contra cuadros que habían desviado fondo o habían cometido faltas graves. Nos sorprendió la voluntad sincera de varios cuadros de aprender de nuestras experiencias como partido comunista de un país capitalista altamente desarrollado, de nuestras experiencias en la dirección de la lucha de clases, de lo vivido en el capitalismo por los obreros en Europa (flexibilidad, despidos, suicidios, accidentes graves y mortales, recortes incesantes en todos los gastos sociales, etc.)

El XVI Congreso subrayó la necesidad del estudio del marxismo-leninismo y del pensamiento de Mao Zedong (así como de las teorías de Deng Xiaoping y de Jiang Zemin). El futuro mostrará si se adoptan medidas concretas para organizar el estudio fundamental del marxismo-leninismo a un nivel suficientemente amplio. 

En cuanto al futuro, nos parece que existen opiniones diferentes y contrarias. Por otro lado, los camaradas chinos no esconden en absoluto que realmente existe un debate sobre esta cuestión en el seno del PCCh. Este hecho, en sí mismo, es esperanzador. 

Según algunos, el socialismo es la economía mixta de hoy. No habría realmente mucha diferencia entre economía capitalista y socialista – es el Estado dirigido por el PCCh lo que hace la diferencia. No se trataría por tanto de una política temporal, limitada a la “fase inferior del socialismo”, sino de una política permanente. Otros camaradas en cambio, insisten en el hecho de que el objetivo final es que el conjunto de los medios de producción se (re)conviertan en propiedad del Estado – aunque hoy éste no sea el problema a resolver. Otros dicen que no lo saben, que el PCCh siempre ha sabido hacer un balance de sus experiencias y que sabrá hacerlo para las reformas, pero que aún no es el momento de hacerlo…

Hemos expresado nuestro temor a que, sin orientación clara en el largo plazo, es el aspecto capitalista de la economía el que puede desarrollarse cada vez más, y que la ideología burguesa ganará terreno incesantemente. 

¿Por qué China no toma la iniciativa en la lucha contra las guerras de Bush?

De las conversaciones que hemos tenido con altos responsables del PCCh, podemos concluir que China es perfectamente consciente de que es el objetivo estratégico de los Estados Unidos. No porque amenace militarmente a la superpotencia americana – China se atiene rigurosamente a los principios de coexistencia pacífica entre sistemas diferentes – sino porque Washington no puede admitir que una China cada vez más potente en el plano económico se convierta en un polo de desarrollo independiente para toda Asia. El comercio entre los países de Asia del este y del sudeste con China está en constante crecimiento, en detrimento de sus intercambios con los Estados Unidos. China ya es el principal socio comercial de la República de Corea (Corea del Sur) – lo que dice mucho sobre la pérdida de influencia de la superpotencia americana en Asia. De forma paralela, el prestigio político de la China socialista crece en Asia y en el conjunto del tercer mundo. 

Todo esto no impide que el Producto Nacional Bruto de China no represente más que el 10% del de los Estados Unidos, pese a tener una población cinco veces más numerosa. China aún seguirá un cierto tiempo necesitando las inversiones americanas. Su potencia militar es muy inferior a la de los Estados Unidos. China necesita un ambiente pacífico, a fin de poder continuar con su desarrollo económico, que también es la base del fortalecimiento de su defensa.

No le incumbe a China tomar la delantera para contrarrestar la política de guerra de los Estados Unidos, más que de lo que le incumbía a la Unión Soviética frente a las intrigas de la Alemania nazi en los años 30. Recordemos que Stalin hizo lo posible para evitar una confrontación con Hitler – incluyendo la firma de un pacto de no-agresión – porque su economía y su defensa no estaban preparadas para ello. Por supuesto, China se opone a toda la política belicista de Washington. Por ejemplo, hoy apoya sin fisuras las reivindicaciones de la República Democrática de Corea por la desnuclearización completa de la península coreana y por la firma por parte de Estados Unidos de un pacto de no-agresión con Corea. Pero raramente la veremos ir más lejos – por ejemplo en el Consejo de Seguridad – que los rivales de Estados Unidos, mucho más poderosos, que son Francia o Alemania. No quiere atraerse iras que en absoluto puede controlar en este momento. 

Muchos representantes de otros países socialistas y del tercer mundo aprueban plenamente esta sabia posición de China. Mientras tanto, la República Popular defiende en cada ocasión la refundación profunda de las instituciones internacionales como la ONU, de la que pide la democratización a fin de que el tercer mundo pueda hacer valer correctamente sus puntos de vista e intereses.


[1] Ludo Martens, “Los orígenes de la tragedia sangrienta en Beijing”, Solidaire n° 23, 7 de junio de 1989.

[2] Nueva Política Económica (NEP). Bajo la presión de las intervenciones extranjeras y de la guerra civil tras la victoria de la Revolución de Octubre, Lenin llevó una política que permitiera un desarrollo controlado del capitalismo. Consideraba esta política como la única posibilidad de asegurar el aprovisionamiento de las ciudades y el desarrollo del país, salvaguardar y consolidar la alianza de obreros y campesinos.

[3] www.china.org.cn, cifras de la Oficina China de Estadística.

[4] Informe Mundial sobre el Desarrollo Humano 2003, publicado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), p. 5.

[5] Su población representa el 22% de la población mundial, pero su PIB no es más que el 3,6% del PIB mundial (el de los Estados Unidos representa el 32,6%). Más del 60% de la población en China aún es rural.

[6] Informe Mundial sobre el Desarrollo Humano 2003, op.cit., p. 3.

[7] “El número de empleos ha seguido creciendo. A finales de 2001, la población activa del país contaba con 730,25 millones de personas – es decir 9,40 millones más que en el mismo periodo del año 2000 – de los que había 239,4 millones de empleados urbanos, lo que representa un aumento de 7,89 millones. Los desempleados de las empresas estatales eran 5,15 millones, es decir 1,42 millones menos que en el año 2000. Unos 2,27 millones de desempleados han encontrado, por medio de distintos canales, un nuevo trabajo. La tasa de desempleo urbano era del 3,6%.” (Dossier de Beijing Information)

[8] Ludo Martens, op.cit.


[9] “Tenemos todos los motivos para estar orgullosos de los logros del movimiento de reformas y modernización de los últimos 20 años, especialmente desde la IV sesión plenaria del XIII Comité Central del PCCh, dice Hu. Sin embargo, no debemos ser presuntuosos y pasivos. Lo que hemos logrado no es más que una etapa, aunque ésta sea sustancial, en el largo camino por recorrer. Para alcanza el objetivo de la construcción de una sociedad acomodada, fijado por el XVI Congreso nacional del PCCh, aún estamos confrontados a numerosas y arduas tareas, a dificultades y retos. Por consiguiente, siempre debemos ser modestos y trabajar duro.”

“En las nuevas condiciones históricas, seguir trabajando duro o no hacerlo, resistir o no a la tentación del poder, el dinero y la belleza es una prueba para cada comunista, especialmente para los dirigentes”, añade.

Hu expresa que todos los miembros del partido tengan en mente la situación nacional fundamental y la misión sagrada del Partido, su misión de servir al pueblo de todo corazón, la teoría de base del Partido, su línea y su programa y la responsabilidad histórica que le ha sido confiada.

Subraya que todos los miembros del Partido, particularmente los cuadros, deben recordar su misión de servir al pueblo de todo corazón y luchar por el bienestar del mayor número de personas.

Pide a los cuadros a los distintos niveles que aumenten su trabajo al nivel de la base, que escuchen y que se preocupen del pueblo y lo dirijan en la construcción de vidas felices. “Seguir con el trabajo duro para asegurar el futuro brillante de China.” (http://english.peopledaily.com.cn/200301/03/eng20030103_109467.shtml)