domingo, 3 de julio de 2016

Por qué China no es "capitalista": el papel del Estado en el desarrollo económico de China (2ª parte)

Xiao Yaqing, director de Comisión para la Supervisión y la Administración de los Activos del Estado (SASAC)

Segunda parte de los extractos de la obra de Jonathan Clyne "El milagro económico chino –  ¿Un triunfo del capitalismo o de la economía planificada?" (2013). Es preciso aclarar que no nos hacemos responsables de todas las opiniones del autor. 

Utilización de precios de mercado

En 1978, el Estado chino fijaba los precios del 100% de las transacciones de bienes de producción, del 97% de las ventas al por menor y del 93% de los productos agrícolas. Para el año 2003, estos porcentajes había caído al 10%, el 2.6% y el 1.9% respectivamente.

Los precios de mercado y la participación en el mercado mundial, han cambiado el carácter básico de la economía china. Pero ha permitido que la economía planificada funcione mejor. En las economías planificadas deformadas los que se encargaban de las directrices sobre precios tenían un duro trabajo, transfiriendo riqueza de la agricultura para la construcción de una industria pesada de propiedad estatal. Esto puso las bases de una economía más avanzada. Pero a medida que la economía se volvía más sofisticada, la necesidad de precios de mercado se hizo más importante. Es difícil elaborar un plan que conozca los costes reales de varios centenares de mercancías, pero es imposible elaborar un plan que tenga que estimar el coste de millones de mercancías.

El hecho de tener precios de mercado como fundamento de la economía no debe confundirse con una adaptación pasiva al mercado, como ocurre en los países capitalistas. El objetivo del plan debe ser intervenir y modificar precios en una dirección social y económicamente deseada. En cierta medida, incluso los gobiernos capitalistas lo hacen, por medio de impuestos y subsidios. Pero carecen de la herramienta más importante, que es el control sobre la inversión. En los años 60 y 70, algunos gobiernos inspirados por Keynes, como el de Reino Unido y Suecia, intentaron influir sobre las inversiones. Pero al no controlar las palancas dirigentes de la economía, su margen de maniobra era muy limitado.

En cambio, en una economía planificada el estado puede modificar los precios drásticamente. Se suele considerar aconsejable aumentar los precios de los Ferraris y bajar los precios de los autobuses. En este caso el gobierno puede incrementar las inversiones en las fábricas de autobuses y disminuirlas en las fábricas de Ferraris. Pero pensar que se esto puede conseguir fijando precios con un bolígrafo, está destinado a terminar en corrupción, mercado negro y baja productividad.

Políticas post-Tiananmen

En la plaza de Tiananmen, la burocracia aplastó el movimiento de los estudiantes con decisión. Y pudo hacerlo porque aún tenía una papel que jugar a la hora de desarrollar la economía rápidamente. Sin embargo, le puso freno al tren del capitalismo, e incluso lo revirtió parcialmente.

En los años 80, la economía de mercado dio pasos de gigante, principalmente a través del desarrollo de millones de pequeñas empresas que operaban fuera del plan y que estaban localizadas en áreas rurales, las llamadas TVE (Township and Village Enterprises – TVE). De esta forma, siguiendo las tradiciones maoístas, el capitalismo moderno chino tuvo sus orígenes en el campo, y no en las ciudades. Pero esto también es una debilidad. Después de Tiananmen se impusieron una serie de restricciones a las empresas privadas, que se mantuvieron a lo largo de los años 90. No hubo otra "nueva liberalización" en los años 90, y algunas de las medidas de los años 80 (como el acceso fácil a los créditos del estado para las empresas privadas y el sector más o menos informal) se agotaron. En lugar de ello, el crédito estatal estuvo fuertemente centralizado y los financieros privados fueron suprimidos. La política "todoterreno" de apoyar a municipios, aldeas, y TVE familiares también fue abandonada. Una nueva ley sobre las TVE, aprobada en 1997, subrayaba la prioridad de las TVE de propiedad colectiva. Esto venía a codificar una práctica que ya había sido implementada anteriormente. A partir de 1995, el papel de las TVE en la economía disminuyó.

A causa del aumento de impuestos, en las áreas urbanas hubo una disminución significativa del número de negocios por cuenta propia, pasando de 32 millones en 1999 a 24 millones en 2004. Toda la economía fue redirigida hacia la reestructuración de las empresas de propiedad estatal (State Owned Entreprises  SOE) más importantes, destinada a hacerlas más competitivas en el mercado mundial. Formalmente, muchas de estas SOE se convirtieron en sociedades por acciones en aras de obtener capital, pero el Estado mantuvo el control de la mayoría. Las divisas fueron succionadas de todas partes de la economía y reinvertidas en la modernización de las empresas más grandes. Se hizo mucho énfasis en la privatización de las SOE medianas y pequeñas, siguiendo la implementación de la política de "quedaros con las grandes y dejad ir a las pequeñas", decididas en el XV Congreso del PCCh en 1997. Pero lo que raramente se dice es que fueron las pequeñas y medianas SOE quienes se hicieron cargo de la mayor parte de las pérdidas de las SOE. En realidad, las pérdidas fueron privatizadas. Algunas personas se enriquecieron especulando con estas empresas, pero su papel en la economía era y sigue siendo marginal.

El primer ministro Zhu Rongji impulsó a finales de los 90 la política de "dejar ir a las pequeñas"

En 1989, 1991, 1995 y 1997, el gobierno aprobó una legislación para apoyar y fortalecer a las SOE. Se les concedió ventajas fiscales, licencias de importación, un mayor acceso a las licencias domésticas y extranjeras, y se aumentó sustancialmente sus capacidad operativa. Los sectores económicos que las SOE podían abarcar se extendieron a toda la economía. En 2005, se prohibió que el personal pudiese adquirir participaciones en las grandes SOE. La burocracia trajo a la grandes multinacionales para que les ayudara con la reestructuración de las SOE. Esto fue lo que permitió que las grandes SOE pudieran competir en el mercado mundial y que el Estado acumulara una reserva gigantesca de divisas extranjeras.

Antes del año 2000, China solía tener un pequeño excedente o un déficit en su balanza comercial. El gobierno tuvo éxito a la hora de modernizar el sector estatal, pero bajo el dominio de la burocracia, la necesaria reestructuración se hizo a expensas de los trabajadores despedidos y de imponer fuertes impuestos sobre la población rural. Este año incluso [año 2013 – NdT], el gobierno ha dado más pasos para evitar que las grandes SOE acaben en manos privadas. La SASAC, que es el perro guardián de los activos del Estado, está prohibiendo que el personal de dirección pueda tener participaciones en las filiales y sucursales. El personal de inversión también tiene el acceso prohibido a empresas envueltas en negocios similares a los de las SOE donde trabajan. El personal de dirección de niveles altos y medianos de las SOE deben transferir sus participaciones o dimitir de sus puestos en el año que sigue a la publicación de las nuevas leyes. La nueva ley también estipula que las participaciones que poseen todos los empleados de las grandes SOE solo puede ser una parte minoritaria del accionariado, a fin de asegurar su carácter de empresas estatales. 

El papel de la crisis

China también carece de otra característica típica del capitalismo: los ciclos de auge y depresión. Desde que el capitalismo se convirtió en modo de producción dominante en cada país, se ha visto acompañado de crisis de sobreacumulación. Estas crisis, que ya habían sido descritas en el Manifiesto Comunista, pueden aparecer cada 10 o 5 años. Pueden ser más profundas o más suaves, pero reaparecen continuamente. Son esenciales al funcionamiento del capitalismo. La creciente división internacional del trabajo ha supuesto que la crisis periódicas del capitalismo se expresen como crisis mundiales.

Pero la economía china no se ha visto afectada en absoluto por las crisis mundiales de 1991-1993 y 2001-2003. En la crisis de principios de los años 1991 a 1993, China creció un 9.2%, 14.2% y 13.5% respectivamente. Los índices de crecimiento durante la crisis siguiente fueron 8.3%, 9.1% y 10.1%. respectivamente. La India, por contraste, tuvo disminuciones de su crecimiento durante las dos crisis mundiales.

En la primera recesión del nuevo milenio, China estaba claramente integrada en la economía mundial, pero el gobierno contrarrestó los efectos de la desaceleración con un programa de inversiones masivas. El gobierno estadounidense también inyectó grandes cantidades de dinero en la economía por medio de pedidos de armas. De esta manera, China y los EE.UU. contribuyeron a "salvar" la economía mundial de una profunda recesión. Sin embargo, el resultado fue muy diferente en los dos países. Los EE.UU. se desplomaron ligeramente, pero terminaron con dos déficits gigantescos, un dólar en caída libre, y su competitividad en el mercado mundial entró en declive. China no se desplomó, aumentó su productividad, adquirió cuotas en el mercado mundial, e incrementó su balanza comercial. Esto es resultado de las diferencias fundamentales entre los dos modos de producción.

El plan de inversiones masivo lanzado en 2009 por Hu Jintao y Wen Jiabao ha permitido que China sortee los efectos de la crisis

En 1989-1990, la economía china se comportó de manera opuesta a la economía mundial. Mientras los países capitalistas desarrollados tuvieron una de las tasas de crecimiento más elevadas desde los años 70, el crecimiento en China disminuyó a aproximadamente el 4%. Esta había sido la tasa de crecimiento más baja desde 1976. Pero esto no se debía a una crisis capitalista, sino a los intentos del gobierno de introducir precios al por mayor de manera demasiado precipitada en 1988, generando una inflación galopante y el saqueo de tienda debido al pánico generado. 

Pese a que China fue golpeada más duro que nunca por la caída de la demanda global durante la crisis de 2008, el gobierno se las arregló para repetir la mismo receta empleado durante la crisis del sudeste asiático en 1997 y las recesiones mundiales en 1991-1993 y 2001-2003. Mediante una dosis masiva de inversiones estatales, los efectos de la crisis financiera internacional fueron contrarrestados. Con un plan bienal de inversión de cerca de 600 mil millones de dólares – que compiten en tamaño con los 700 mil millones del plan de EE.UU. pese a que la economía china sólo sea una fracción de la estadounidense. Pero los efectos fueron muy diferentes. Básicamente, el gobierno estadounidense ha pedido dinero prestado para llenar el agujero negro creado por los especuladores. Enormes cantidades de dinero fueron absorbidas por el sistema bancario sólo para evitar que colapsara y que se llevara consigo a todo el sistema capitalista. Tarde o temprano, cuando el gobierno haya inyectado dinero suficiente, los banqueros volverán a tener “confianza” y el sistema podrá volver a funcionar de manera relativamente normal. Pero el capitalismo estadounidense se verá enormemente debilitado después de esto. Los chinos y otros muchos que han prestado dinero a los EE.UU. preferirán compartir riesgos en el futuro. Y el gobierno estadounidense se quedará con un déficit gigantesco.

Los chinos, en cambio, podrán utilizar utilizar sur propias reservas. Puede que necesiten complementarlo con un incremento de los préstamos a gobierno, pero éstos son muy pequeños en comparación con otros países. Los bancos chinos no tienen problemas. Al contrario, están mejor que nunca. China es uno de los pocos países del mundo donde los préstamos bancarios, en relación al PIB, han bajado durante los últimos cinco años.


Cuando termine la crisis, China seguirá en su sitio gracias a su gigantesco paquete de estímulos: nuevas y mejores líneas férreas, aeropuertos, puertos y redes de suministro eléctrico; una maquinaria actualizada en las fábricas; una vivienda social más barata y una seguridad social más elevada; unos servicios sanitarios y un sistema educativo mejorados; ingresos medios más elevados, y para los campesinos un precio al por menor del grano más elevado. Durante los primeros seis meses de 2008, China contribuyó en un tercio al crecimiento del PIB mundial. Desde entonces, la parte de China ha crecido y los expertos del FMI predijeron que, pese a una caída de la tasa de crecimiento hasta el 8.5%, China contribuiría a la mitad del crecimiento mundial en 2009.

Por supuesto, no todo es color de rosa. Las manufacturas privadas de juguetes y zapatos están cayendo como fichas de dominó por el impacto de la crisis mundial (y por la tendencia de las manufacturas de juguetes chinas de meter toxinas a sus juguetes). Aquellos que han especulado en lujosos apartamentos en Beijing y Shanghái y en el mercado de valores se verán afectados. Pero todo esto no es necesariamente malo, y en particular esto último. Los juguetes y los zapatos suponen menos de un 5% del total de las exportaciones chinas. China ha pasado de ser un típico país exportador del tercer mundo (mercancías fabricadas con trabajo intensivo y materias brutas) a competir con el imperialismo en su propio terreno. La exportación de maquinaria y equipos de transporte representa casi la mitad de las exportaciones y sigue creciendo en términos de volumen a más de un 20% anual.

En cualquier caso, la economía china es impulsada principalmente por el consumo interno y la inversión. Entre 2005 y 2007, las exportaciones netas sólo contribuyeron en un 2-3% al incremento del PIB, mientras que el consumo interno contribuyó en un 8-9%. Estos datos nos indican que las exportaciones son cada vez menos importantes. Por lo tanto, aunque caigan las exportaciones, China seguirá experimentando un crecimiento considerable. Sin embargo, aunque parece que la tasa de crecimiento de las exportaciones va a caer, las exportaciones en términos absolutos seguirán creciendo considerablemente a medida que China adquiera cuotas en un mercado mundial en caída. En los primeros 10 meses de este año, las exportaciones fueron un 21% más altas que el año anterior, en comparación con un crecimiento del 26% durante el periodo correspondiente de 2007.

La razón principal que explica por qué el gobierno chino puede seguir adelante con su programa de estímulos no es que los bancos estén en buena forma, ni que el gobierno tenga un montón de reservas extranjeras. Un gobierno en un país capitalista no podría implementar un programa así, o sólo podría hacer muy parcialmente aunque quisiera hacerlo y aunque tuviera las mismas ventajas financieras que tiene China. Un gobierno capitalista no puede controlar el flujo de inversiones.

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