martes, 27 de diciembre de 2016

Sobre la democracia deliberativa en China

Asamblea deliberativa en el municipio de Zeguo, condado de Wenling,  provincia de Zhejiang

Por Alexandre García

En la carta abierta a Teresa Rodríguez[1], había dicho que China es el país donde más se vota en el mundo. Me gustaría matizar esta afirmación. En primer lugar, ¿de dónde había sacado esta afirmación? De un artículo de Marc Vandepitte (analista del Partido del Trabajo de Bélgica) del año 2012 sobre el XVIII Congreso del PCCh. En el mencionado artículo, que analizaba el informe al Congreso de Hu Jintao, Vandepitte decía lo siguiente, 

"El informe preconiza una mayor democracia. Efectivamente, es notorio que China es el país donde se vota más frecuentemente. También hay que saber que estas elecciones sólo afectan al nivel local (ciudad, barrio)."[2]

Esta afirmación es correcta. Pero la manera con la que fue plasmada en mi artículo puede prestar a confusión porque, como bien dice Vandepitte, esto concernía a China a los niveles de aldea o barrio, y no a los niveles provincial o nacional. Lo cual tiene mucha menor relevancia a escala nacional que, por ejemplo, los repetidos procesos democráticos realizados en un país como Venezuela en los últimos 17 años.

Esta información dada por Vandepitte había sido extraída de un artículo del diario The Guardian del 19 de enero de 2011, titulado China's tentative steps towards democracy, en el cual se decían cosas realmente interesantes, que han sido la motivación del presente artículo.

El artículo hacía referencia a un discurso de Hu Jintao pronunciado en Hong Kong acerca de la necesidad de "celebrar elecciones democráticas de acuerdo con la ley" y "proteger el derecho del pueblo a saber, participar, expresarse y supervisar". Por su parte, el ex-primer ministro Wen Jiabao afirmaba que era perentoria una reforma del sistema político, para no echar a perder los logros de las reformas económicas.

Después, el artículo daba la siguiente información:  

"...cuando se habla de democracia representativa en China, muchos sinólogos siguen contestando: "no se asusten". Pero la idea no parece ser tan descabellada como creen los más cínicos. Por ejemplo, la mayoría de los occidentales se sorprenderían al saber que China ya tiene más elecciones que cualquier otra nación del mundo. En virtud de la Ley Orgánica de los Comités de Aldea, la cuasi totalidad del aproximadamente millón de aldeas de China (el hogar de unos 600 millones de votantes) celebran elecciones cada tres años para los comités locales de las aldeas."

Primera observación. Siendo justos, lo que dije en la carta abierta a Teresa Rodríguez tampoco era muy descabellado, teniendo en cuenta que China es con diferencia el país más poblado del mundo. Con lo cual, numéricamente hablando, es el país donde más se vota en el mundo. Pero decir esto sería emplear el mismo tipo de argumento que emplean aquellos que se rasgan las vestiduras por el número de millonarios en China. Por lo tanto, no voy a incidir mucho en este dato. 

Segunda observación. Es interesante ver que, a nivel de aldea, en China se vota más frecuentemente que en la mayoría de países de democracia "liberal". Un fenómeno que en 2011 ya estaba adquiriendo un carácter cada vez más participativo: según indicaba el profesor Robert Benewick de la Universidad de Sussex, las elecciones locales en China se estaban volviendo más competitivas, con una mayor presencia de candidatos independientes (entiéndase: no miembros del Partido Comunista) y un uso cada vez más frecuente del voto secreto.

En un momento en el que la izquierda occidental muestra un gran interés por los presupuestos participativos como herramientas de democracia directa, estaría en su propio interés dejar de escupir sobre China y el PCCh por "capitalistas" y se fijara más en su ejemplo. El dato que ofrece el economista Yao Yang a este respecto es muy ilustrativo: según un estudio realizado en 40 aldeas sobre un periodo de 16 años, se ha notado que la introducción de elecciones había permitido incrementar el gasto público en un 20%, mientras que los "gastos de administración" (eufemismo para referirse a la corrupción) se habían reducido en un 18%.

El primer ministro Wen Jiabao dijo en 2011 que las elecciones a nivel de aldea podrían extenderse al siguiente nivel administrativo de la compleja estructura territorial de China, a saber el nivel de "pueblo" (镇). No sabemos hasta qué punto esto se habrá cumplido, pero podemos pensar que, en lo que respecta a otras cuestiones (elecciones, participación democrática, voto secreto), la tendencia ha evolucionado de forma positiva.

Según una encuesta del año 2005, en 2004 se habían celebrado en China un total de 453.000 asambleas deliberativas denominadas kentan --que, literalmente, significan "hablar de corazón a corazón"-- a nivel de aldea. Entre 1996 y 2000, en Wenling, ciudad-condado de casi 1 millón de residentes, se hicieron más de 1.190 de asambleas deliberativas y consultativas a nivel de aldea, 190 se hicieron a nivel de ciudad-condado y otras 150 en organizaciones gubernamentales, colegios y empresas de propiedad estatal. Muchas de estas asambleas trataron de temas como el suministro de agua, la recogida de basura, las instalaciones en los colegios, los salarios de los trabajadores migrantes, los contratos sobre la tierra, etc. En las discusiones, se invitó a familias afectadas por algunas de estas políticas a dialogar directamente con las autoridades o a elegir un comité para trabajar con el gobierno con el fin de encontrar una solución.

Durante los años 90, había habido muy poca participación ciudadana en Wenling. El gobierno organizaba debates de dos a tres horas, y los ciudadanos se preguntaban por qué debían gastar tanto tiempo en no hacer nada. Al final, no se presentaban a las reuniones. Por ello el gobierno local tomó una decisión: unos funcionarios pasarían alrededor de 20 minutos después de cada foro para hablar de las cuestiones planteadas, y entonces anunciarían inmediatamente las iniciativas que llevarían a cabo. Desde entonces la gente ha estado mucho más satisfecha y han participado más activamente en las asambleas.

El artículo de The Guardian también hablaba de otros experimentos interesantes, como el que se realizó en la aldea de Zeguo, una subdivisión de la ciudad-condado de Wenling. Emulando la democracia deliberativa practicada en los town meeting[3] de Nueva Inglaterra en EE.UU., se hizo participar a una muestra representativa de ciudadanos, equipándolos con ordenadores portátiles con conexión a internet y mandos a distancia para votar, de manera a deliberar sobre la gestión del presupuesto de la aldea. Este proceso, iniciado en los años 90 al nivel de aldea, se amplió al nivel de municipio en los años 2000.

Según He Baogang, de la Universidad de Deakin, Australia, quien asesoró los experimentos de democracia deliberativa como el de Zeguo, estas consultas permiten que la gente tenga voz para políticas concretas, haciendo que el gobierno tenga que rendir más cuentas al pueblo. El Consejo de Estado, que supervisa a los gobiernos locales de China, publicó un documento oficial que estipulada que, en las deliberaciones sobre la gobernación de China, se debían presentar los pros y los contras de cada política gubernamental. Si el gobierno no adopta una política u opinión particular, debe presentar todas las razones por las cuales no lo hizo y apoyar su explicación en datos.

¿Cómo son elegidos los participantes en las asambleas? En Zeguo, son elegidos al azar entre 280 personas. En otros lugares se pide a la gente que presenten solicitudes. Si el gobierno local recibe demasiadas solicitudes, entonces los seleccionará él mismo. Sin embargo, esto es percibido como un intento de manipular las asambleas, y a veces suscita problemas. Por ejemplo, el gobierno de la municipalidad de Beijing organizó un foro público para discutir sobre cuestiones que afectaban a los taxistas, pero los taxistas se negaron a reconocer la legitimidad de este proceso. Entonces, el gobierno de Beijing se vio obligado a organizar otro encuentro, esta vez usando el proceso de selección al azar.

Debido al éxito de experiencias de este tipo, el gobierno chino ha implementado gradualmente la "democracia deliberativa" para interactuar con los ciudadanos por medio de canales oficiales. Estas discusiones adoptan la forma de audiencias públicas, buzones de sugerencias online y cuestionarios largos a los ciudadanos.

Ya se han dado casos de deliberaciones a escala nacional. La reciente reforma del sistema sanitario, que contó con una amplia participación popular, es un ejemplo de ello. La gente envió sugerencias, y el gobierno implementó las reformas varios años después. Ahora, cada nueva ley aprobada implica una consulta pública. En los últimos años, el gobierno se ha esforzado en facilitar medios para enviar sugerencias online a través de internet. Aunque, como dice He Baogang, los funcionarios del gobierno no dan abasto para atender a todas las sugerencias enviadas.

El XVIII Congreso del PCCh hizo de la democracia deliberativa un asunto de máxima importancia para el país. Lo cierto es existe en ello una cierta continuidad con la vieja tradición china. Durante 2.000 años, la China imperial había puesto en práctica sofisticados mecanismos deliberativos estableciendo oficinas para emitir quejas por todo el país. Otro ejemplo es la tradición de "línea de masas" del PCCh, por la cual el gobierno consulta al pueblo. Estas dos prácticas, aunadas con el concepto occidental de democracia deliberativa, es lo que ha dado lugar a la democracia deliberativa de la China actual.

El artículo reportaba la voluntad del Partido Comunista de promover la democracia interna en el seno del partido, informando que ya se habían celebrado elecciones competitivas para diversos puestos del partido en los niveles inferiores del partido, en las que las listas para los congresos provinciales y nacionales del partido mostraban entre un 15% y 30% más candidatos que puestos.

En un partido que en aquel entonces tenía 82 millones de militantes (hoy tiene más de 86 millones), esto tenía mucho potencial. Con este tipo de elecciones internas, las distintas líneas ideológicas en el seno del partido podían desdibujarse más claramente. Los cambios rápidos que se han sucedido en China en estas últimas décadas han dado lugar a una batalla de ideas, que enfrenta a las costas y la ciudades con la China del interior, y a los ricos contra los pobres. Según los expertos, las elecciones internas son cada vez más vistas por los chinos como una manera sana de airear estas diferencias.

Finalmente, el artículo señalaba que es poco probable que el sistema democrático de China se adapte al modelo occidental. Algunos sinólogos como el canadiense Daniel Bell, de la Universidad Tsinghua de Beijing, señalaban la visión de algunos intelectuales chinos como Jiang Qing que se reclaman del "confucianismo de izquierdas", que defienden unas reformas institucionales para que la estabilidad a largo plazo de China y la legitimidad de las instituciones políticas se asienten en las tradiciones chinas. En aras de ello, los "confucianistas de izquierda" proponen un sistema legislativo tricameral en el cual, por una parte, estaría una Cámara del Pueblo, elegida democráticamente, que representaría los intereses de la gente común. Por otra, estaría una cámara de legisladores elegidos en base a sus méritos y competencias, llamada Cámara de Personas Ejemplares, que velaría por el bien de todos aquellos afectados por la política del gobierno. Finalmente estaría una Cámara de la Continuidad Cultural que se ocuparía de preservar las religiones y tradiciones de China. Según los "confucianistas de izquierda", este sistema tricameral aseguraría que las decisiones estén tomadas por representantes más preparados, en lugar de caer en el rancio populismo de camarillas que existe en los países occidentales.

Mediante esta combinación de sistema tricameral y métodos de democracia deliberativa con visos a asegurar una mejor separación de los poderes y una mayor responsabilidad de los mandatarios, el sinólogo Daniel Bell afirma que China se dirigía hacia "un modelo político que funciona mejor que las democracias occidentales".

La legimitidad del PCCh dependerá de en qué medida podrá ser responsable, en cierto grado, ante las demandas de los ciudadanos. Pero en el presente momento, puede que sea China quien tenga que dar consejos sobre democracia a los EE.UU. y no al revés.

[1] http://manosfueradechina.blogspot.fr/2015/12/carta-abierta-teresa-rodriguez_10.html
[2] Marc Vandepitte, Le congrès du PC chinois, évènement principal de 2012, 18 de diciembre de 2012.
[3] "Gobierno asambleario" (town meeting): sistema de gobierno en EE.UU. que consiste en la reunión de la población  de una comunidad, habitualmente de pequeño tamaño (del ámbito de un municipio) y en el entorno rural (reunión rural), para la toma de decisiones conjuntas mediante el método asambleario.

Fuentes:

- The Guardian, China's tentative steps towards democracy, 19 de abril de 2011.
- Rebecca Liao, China's experiment with democracy, Huffington Post, 27 de mayo de 2014.
- Daniel Bell, What's left of confucianism?, 21 de julio de 2008.

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