lunes, 13 de noviembre de 2017

El porvenir del socialismo sigue siendo brillante (Jiang Zemin)

* El 21 de noviembre de 1993, el secretario general del PCCh, Jiang Zemin, mantuvo distendidas conversaciones con el Comandante en Jefe, Fidel Castro, en su visita a Cuba. En estos momentos, todos/as los/as comunistas del mundo recibieron un golpe letal; los países socialistas europeos y la Unión Soviética habían desaparecido.

La herida fue tan grande y profunda, que todo el movimiento comunista mundial quedó huérfano y desamparado... El faro mundial se había derrumbado como un castillo de naipes. Parecía entonces que el socialismo había fracasado completamente y que los pueblos habían de resignarse a no ser jamás dueños de su destino, porque después de todo, había sido un 'experimento fallido' (o eso vendieron los imperialistas).

Sin embargo, Jiang Zemin orgulloso de su condición revolucionaria, le expresó a su camarada Fidel que esto no era más que una piedra en el camino y que la victoria del comunismo en todo el mundo era ineluctable.

Los puntos esenciales de estas conversaciones han quedado recogidos para nuestra memoria:

El mundo está hoy en un periodo histórico con cambios drásticos. El socialismo mundial está en su punto bajo, pero sólo se trata de un fenómeno temporal en el largo curso de la historia. A raíz de la desintegración de la Unión Soviética y los cambios bruscos operados en Europa Oriental, en países occidentales algunas personas pregonaron que el marxismo-leninismo se había vuelto anticuado y el socialismo desaparecería de la Tierra. Sin embargo, sostenemos que el porvenir del socialismo sigue siendo brillante.

Primero, los países socialistas todavía siguen en pie. China está construyendo el socialismo, también lo hace Cuba y, además, algunos países asiáticos marchan por la vía socialista. Y muchos de Asia, África y América Latina aún suspiran por el socialismo. En el mundo de hoy, incluidos los países occidentales, de sobra hay gente que abraza el marxismo y el socialismo. Siempre que no caiga la bandera de China, habrá en el planeta una quinta parte de la población mundial que se adhiera al socialismo.

Segundo, la desintegración de la Unión Soviética y las fuertes transformaciones de Europa Oriental no han afectado mucho a China como gran país socialista. Pues ella no se ha incorporado a la guerra fría, no se ha dedicado a la carrera armamentista ni ha formado parte de ningún bloque militar, por lo que la situación nuestra ha resultado relativamente buena. El término de la guerra fría y la desintegración de la Unión Soviética nos han ilustrado mucho. Lejos de abandonar la bandera del marxismo-leninismo, nos afianzamos aún más en la decisión de persistir en éste y en el liderazgo del Partido Comunista y seguir con firmeza el camino socialista con peculiaridades chinas, acorde con las condiciones del país.

Tercero, las fuerzas hostiles internacionales no van a cambiar su in- tención de urdir la “evolución pacífica” en China, pero en absoluto se van a salir con la suya. Al precio de sangre y sacrificio de varias generaciones, el pueblo chino ha llegado a una conclusión: sólo el socialismo ha podido salvar a China, y sólo con el socialismo es posible desarrollarla. En China el socialismo ya se ha enraizado en la conciencia del pueblo. A pesar de los grandes cambios sobrevenidos en la situación internacional en los últimos años, el país goza de estabilidad política, tranquilidad social, desarrollo económico acelerado y elevación incesante del nivel de vida del pueblo. He aquí un ejemplo evidente.

Cuarto, el capitalismo se ha desarrollado durante varios centenarios, mientras que el socialismo es una causa completamente nueva. Al igual que las demás cosas emergentes, éste no puede evolucionar viento en popa des- de su nacimiento hasta su desarrollo y robustecimiento, y en este proceso es inevitable que surjan algunos reveses, que no son nada de temer; lo importante es que los comunistas debemos sacar lecciones de ellos. Como comunistas, estamos firmemente convencidos de que el marxismo conseguirá sin falta la victoria final y el sistema capitalista acabará por ser sustituido por el socialista. Ésta es la ley inexorable de la historia en su desarrollo. Por consiguiente, tenemos plena confianza en el porvenir del socialismo.

Con la situación internacional en constante cambio y el socialismo mundial temporalmente en reflujo, tenemos que observar las cosas de forma serena y enfrentarlas con calma. Para llevar adelante firmemente el socialismo, ante todo es preciso procurar la existencia y el desarrollo del país y la nación. Debemos combinar los fundamentos del marxismo con la realidad concreta de nuestro país, concentrar los esfuerzos para llevar a buen término nuestros asuntos, y, sobre todo, desarrollar la construcción económica, logrando elevar constantemente el nivel de vida del pueblo, para demostrar a plenitud la superioridad del socialismo. Sólo de este modo consolidaremos y fomentaremos el socialismo y permaneceremos invictos. 

Toda cosa sale exitosa o fracasada en el curso de su desarrollo. El fracaso es madre del éxito. Vamos a ser capaces de manejar mejor los asuntos con tal que sepamos sacar experiencias y lecciones. Desde el punto de vista marxista, la historia la crea el pueblo. En China, los antiguos decían que los héroes crean situaciones, y las situaciones, héroes. No puede negarse que cuando el pueblo crea la historia algunas personas desempeñan un papel crucial para el éxito o fracaso de un suceso histórico. Resumiendo las experiencias acumuladas en varios decenios transcurridos, podemos tomar nota de que Lenin, Stalin y el camarada Mao Zedong contribuyeron de verdad a cambiar el mundo a raíz de la Revolución de Octubre de Rusia. Asimismo, debemos ser conscientes de que algunas otras personas han jugado a su vez un papel clave en la pérdida de la causa socialista en ciertos países. De esto deducimos que, al elegir cuadros, un país o un departamento deben tener en cuenta la práctica de éstos y ver si se han forjado en la lucha en los niveles de base y si mantienen vínculos con las masas. La flor de invernadero, fácilmente se marchita. 

Algunos países occidentales suelen ejercer influencias en otros países con su propio concepto de democracia, libertad y derechos humanos y modelo de sistema político. Somos de la opinión de que el mundo es vario- pinto y existen distintas formas sociales. El camino que va a seguir un país debe elegirlo su propio pueblo según sus condiciones nacionales en distintos aspectos como las tradiciones históricas y el nivel económico y educacional. Hemos escogido el camino socialista de acuerdo con las condiciones chinas. La democracia, la libertad y los derechos humanos no son absolutos, sino relativos. En cuanto al sistema democrático, en Occidente suelen propagar sólo su sistema multipartidario. Cuando practicamos la economía de mercado socialista, ellos expresan su “aprecio” por la economía de mercado, porque habrá negocios que hacer, pero se oponen al atributo “socialista” que la modifica. Algunas personas de Occidente pretenden que en la reforma del régimen político demos los pasos tal como ellos esperan. En cuanto a la cuestión de los derechos humanos, el mayor de éstos para China es el derecho a la existencia y al desarrollo, o sea, lo más importante es dar solución al problema de alimentación y vestido de sus más de 1.100 millones de habitantes. A medida que se profundiza la reforma del régimen económico, también estamos emprendiendo la del régimen político, pero de ninguna manera vamos a seguir la modalidad del sistema político de Occidente; en cambio, lo que hacemos es reforzar constantemente el fomento de la democracia y la legalidad acordes con las condiciones de China, y mantener y perfeccionar el sistema de asambleas populares y el de cooperación multipartidaria y consulta política bajo la dirección del Partido Comunista de China. Al impulsar su sistema multipartidario, algunos occidentales siguen el objetivo de incorporar los países en vías de desarrollo a su modalidad de desarrollo, haciéndolos apéndices suyos.

En el proceso de explorar y establecer el régimen de economía de mercado socialista, nos opondremos tanto a quienes se atienen con terquedad al régimen de economía planificada como a los que intentan llevar China al capitalismo por medio de la economía de mercado. El fomentar la economía de mercado no significa desistir del macro control, y en el mundo no hay una economía de mercado ciento por ciento libre. Debemos adherirnos al desarrollo económico aprovechando el mecanismo de mercado en las condiciones del socialismo. 

Desde el inicio de la reforma y la apertura han vuelto a aparecer las drogas, la prostitución, los juegos de azar y otros problemas que remitieron hace años en China, cosas éstas que, como moscas, entran con la ventana abierta, y el quid de la cuestión reside en eliminarlas en vez de dejarlas re- producirse. Nuestro Partido toma muy en serio la lucha contra la corrupción y, para tal efecto, subraya que los cuadros dirigentes deben dar ejemplo con su propia conducta y educar a los cuadros para que sean honestos y rectos en la gobernación, a la vez que investiga y trata con decisión los casos de importante cuantía y gravedad. Conforme a la experiencia histórica, nos abstenemos de emprender campañas en la lucha contra la corrupción. Ésta debe llevarse a cabo de continuo y también tener fijadas exigencias de fase. Y, partiendo de las consideraciones a largo plazo, es necesario establecer un sistema de fomento de la moralización administrativa por medio de salarios apropiados. En resumen, debemos no sólo aprender de las tecnologías avanzadas y la administración científica de los países desarrollados occidentales, sino también resistir la influencia corrosiva de la caduca ideología capitalista. Sin lugar a dudas, es imposible resolver estos problemas de la noche a la mañana, y se requiere un trabajo arduo y duradero.

Fuente: Teoría china

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