lunes, 6 de noviembre de 2017

Notas sobre el XIX Congreso del PCCh

Cinco líderes, cinco generaciones. El pensamiento de Mao Zedong fue la adaptación del marxismo-leninismo a las particularidades de China. La teoría de Deng Xiaoping promovió la reforma y apertura, iniciando el despegue de China como potencia económica. En este artículo detallamos cuáles son los ejes del "pensamiento de Xi".
Por Alexandre García

Hace pocas semanas culminó el XIX Congreso del Partido Comunista de China (PCCh). Éste ha sido probablemente el Congreso más importante en los últimos 25 años, por una serie de motivos que voy a detallar a continuación.

En el Congreso, Xi Jinping fue sido ratificado como secretario general. Esto entraba dentro de lo previsto, puesto que desde 1992 había un acuerdo implícito para que los secretarios generales no pudieran tener más de dos mandatos seguidos, estando al menos al frente de la organización por un periodo de 10 años. El acuerdo establecía a su vez que el secretario general del PCCh ocupara la presidencia del país. En este aspecto, pocas sorpresas. 

No obstante, según analistas con bastante credibilidad a la hora de prever lo que va a pasar en China (como por ejemplo el sinólogo Xulio Ríos), todo apunta a que Xi Jinping (que en los últimos años ha acumulado mucho poder en el PCCh debilitando a facciones rivales en el interior del partido) romperá las reglas de este acuerdo, gozando de un tercer mandato a partir de 2022, siendo así el primer secretario general del partido en ocupar el cargo durante 15 años... en toda la historia del PCCh, desde que esta figura fuera creada en 1956, abolida en 1967 y restablecida en 1982 (Mao Zedong ocupó entre 1945 y 1976 el cargo de Presidente del Comité Central, cosa que le confería mucho poder, pero se trataba de una figura diferente). 

La "prueba" avanzada por ellos para demostrar que esta información es algo más que un rumor, es que el supuesto apuntado por Xi como sucesor al frente del Partido, Chen Min'er, responsable del partido en la municipalidad de Chongqing, forma parte del Comité Central pero aun no es miembro del órgano más poderoso de la jerarquía del Partido, el Comité Permanente del Buró Político, compuesto por siete miembros. Los acuerdos implícitos establecían hasta ahora que el sucesor del secretario general tenía que estar cinco años (el periodo de un mandato) en el Comité Permanente antes de ocupar el cargo.

La otra novedad en este Congreso, es la inscripción en los estatutos del PCCh del pensamiento de Xi Jinping. En sí, el hecho de que las aportaciones de Xi a la teoría y a la práctica del PCCh quede grabada en fuego en los documentos del Partido, no es una novedad tampoco. Antes que Xi, también se había inscrito en los estatutos del Partido la teoría de la "triple representatividad" de Jiang Zemin y la "concepción científica del desarrollo" de Hu Jintao. Lo que supone una novedad es que las aportaciones de Xi al acervo teórico del PCCh se ha elevado al rango de "pensamiento". 

Según algunos comentaristas como Christopher K. Johnson, asesor del think tank estadounidense Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), "políticamente [esto] le relaciona directamente con el propio Mao Zedong, lo que supone un logro muy significativo", dando a entender así que Xi Jinping se ha convertido en un líder al menos de la misma importancia que Mao Zedong. Para afirmar tal cosa, se valen del hecho de que las aportaciones de Deng Xiaoping no reciben más que el calificativo de "teoría", mientras que en el caso de Xi Jinping se habla de "pensamiento". Xulio Ríos, del Observatorio de la Política China, incluso habla de la oficialización del "xiísmo". 

Pero en mi opinión, estos no son más que ejemplos del sensacionalismo de los que hacen gala los medios occidentales a la hora de aproximarse a China. El hecho de que las aportaciones de Xi hayan sido merecedoras de ser sintetizadas en la palabra "pensamiento" no puede significar de ninguna manera que Xi Jinping sea en el plano teórico y político, para la militancia del PCCh y para el conjunto de la población china, un líder de la importancia de Mao Zedong, y ni siquiera de Deng Xiaoping. Es cierto que con la inscripción del pensamiento de Xi en los estatutos del Partido, Xi Jinping ha alcanzado tal vez el rango de dirigente más importante desde Deng Xiaoping. Pero la sola idea de equipararlo con Mao Zedong es sencillamente delirante. Incluso la idea de que su pensamiento sea de mayor relevancia que el de Deng Xiaoping es sencillamente no haber comprendido nada a la teoría de Deng Xiaoping y a la reforma y apertura.

En este sentido, comparto la opinión de  David Lampton, director de Estudios de China en la Escuela Johns Hopkins, que afirma que "decir que Xi es igual de poderoso que lo que lo fue Mao, es no prestar atención a la historia". También comparto la visión del analista mexicano Alberto Jalife-Rahme al respecto: "Según The Washington Post, Trump alabó a Xi como '"probablemente el mandatario más poderoso" que China ha tenido en un siglo. ¿Más que Mao Zedong y Deng Xiaoping? Not yet… Xi Jinping, a quien bauticé como mandarín, es hoy el "emperador geoeconómico", ya que lleva las riendas del país con el mayor producto interno bruto (PIB), en términos de paridad de compra, de todo el planeta." Es decir, la grandeza de Xi se debe más al lugar que ha alcanzado hoy China en el mundo, que al papel político y las cualidades personales del propio Xi.

Es más, si leemos bien lo que ha sido introducido en los estatutos del PCCh, vemos que se habla del "pensamiento de Xi Jinping sobre el socialismo con características chinas para una nueva era". Es decir, este "pensamiento" tiene nombres y apellidos, y se refiere a una cuestión en particular, que es  la visión de Xi sobre la nueva fase que ha alcanzado China en su desarrollo social y económico y la influencia que ha ganado en la esfera diplomática. Es decir, nada que ver con un corpus teórico que se pudiera comparar con el pensamiento de Mao Zedong. 

Otra cosa es el poder que ha amasado Xi desde un tiempo a esta parte. Desde el año 2016, el PCCh ha declarado oficialmente el estatus de Xi Jinping como "núcleo en el Comité Central del Partido". ¿Se trata de un golpe de Estado o de una necesidad histórica?  En un artículo publicado en Diario del Pueblo en 2016, el PCCh afirmaba que "sin un jefe del Partido con autoridad, influyente y experimentado en el mismo núcleo, el país y el PCCh podrían fracasar en la tarea de unificar al pueblo y reunir sabiduría para formular e implementar políticas adecuadas".

La prensa occidental habla de un resurgimiento del culto a la personalidad que existía en la época de Mao. En mi opinión, esto también es una exageración. El PCCh es de las organizaciones más opacas del mundo, pero se puede intuir que la oficialización de Xi como "núcleo" del PCCh se inscribe en el marco de la lucha tenaz e implacable de Xi contra la corrupción, y que se debe igualmente a una voluntad de acabar con las luchas entre distintas camarillas que existía en el seno del PCCh desde los años 90, para así conformar un órgano de dirección más monolítico. Prueba de ello sería  tal vez el hecho de que seis de los siete miembros del nuevo Comité permanente son leales a Xi (lo cual, queremos creer, no significa una obediencia ciega), mientras que sólo uno, Wang Yang, forma parte de una facción "rival", concretamente la facción Tsinghua a la que había pertenecido el antiguo secretario general Hu Jintao.

Según Christopher K. Johnson, la esencia del pensamiento de Xi se puede resumir así: "Mao Zedong hizo que China fuera independiente y se levantara, Deng Xiaoping les hizo ricos y Xi les hará fuertes". Según el analista del CSIS, Xi quiere proyectar fortaleza en todos los aspectos: desde el plano económico, el político o el militar. Todo ello con un principal objetivo: el resurgir de la nación china como superpotencia mundial para o antes del año 2050. Según Willy Lam, profesor en la Universidad China de Hong Kong, "China llevará a cabo una política exterior más agresiva para desafiar la supremacía de Estados Unidos, en especial, en la región de Asia Pacífico".

Cierta extrema izquierda verá en ello la confirmación de su tesis acerca de una China supuestamente "imperialista". Pero en mi opinión, la voluntad de Xi Jinping de llevar una política exterior más asertiva está más que justificada. Ya debe ser cosa del pasado la doctrina de Deng Xiaoping según la cual "China ha de mantener un bajo perfil", con la marina estadounidense provocando constantemente en el Mar del Sur de China, la actitud belicista de Japón, la destrucción de proveedores de petróleo como Libia, la desestabilización de Siria y Ucrania para impedir el proyecto "Iniciativa del Cinturón y la Ruta de la Seda", la presencia de tropas de la OTAN en Afganistán, la infiltración yihadista en la región de Xinjiang, la desestabilización de Birmania afectando a intereses chinos, etc. No se trata de que China se convierta en una potencia militarmente agresiva, pero al menos de dar un golpe en la mesa, cosa que por cierto se puede hacer por medios diplomáticos y no necesariamente militares.

Esto entronca con otra novedad importante en este Congreso, que ya hemos señalado en Manos fuera de China, es que el Congreso ha modificado sustancialmente la caracterización de la "contradicción principal" de China en el marco de lo los chinos llaman "etapa primaria del socialismo". Con el desarrollo económico y social impresionante de China desde hace décadas, la contradicción principal de China ha pasado de ser la contradicción entre las crecientes necesidades materiales y culturales y la atrasada producción social, como venía siendo desde 1981, para ser ahora la contradicción entre el desarrollo desequilibrado e insuficiente y las necesidades crecientes del pueblo de una vida mejor.

Esto viene a decir que el nivel de vida medio de los chinos se ha elevado sustancialmente desde el inicio de la reforma y apertura en 1979, pero, por un lado, el elevado ritmo de desarrollo de la economía China debe revertir aun más en el bienestar del pueblo chino, que a medida que se eleva en sus condiciones de vida, se vuelve más exigente. Al mismo tiempo, el ritmo de crecimiento acelerado de dos dígitos que China ha conocido durante décadas, ha dado lugar a un crecimiento menos acelerado a partir de 2015, lo que en China se conoce como la "nueva normalidad". Pero por aquello de que no hay mal que por bien no venga, este crecimiento menos acelerado (alrededor del 6-7%) debe ser más controlado, permitiendo luchar contra fenómenos como la especulación inmobiliaria, y debe revertir en un bienestar aún mayor del pueblo. Según Alberto Jalife-Rahme, el plan de desarrollo del PCCh de 2020 a 2050 ya "no será más duplicar el PIB, sino optar por un crecimiento de mayor calidad: desarrollar a China como un gran país socialista moderno, que será moderadamente próspero en 2020".

En su informe al Congreso, Xi Jinping anuncó que China entraba en "una nueva era" y enumeró 14 principios políticos de su pensamiento que, según reporta Carrie Gracie, editora del servicio chino de la BBC, "enfatizan los ideales comunistas" así como los cuatro siguientes cuatro aspectos:

1. La completa y profunda reforma y "nuevas ideas para el desarrollo", en busca de un nuevo modelo económico más equilibrado. Según los documentos del PCCh, la "modernización" debe ir mas allá de la obsesión por el crecimiento del PIB e incorporar una “mayor preocupación por el bienestar social, el equilibrio regional, la seguridad nacional y la cohesión política”.

2. La convivencia "armoniosa" entre el hombre y la naturaleza. Hace tiempo que la cuestión del deterioro del medio ambiente ha convertido en una preocupación mayor para el PCCh, pero la gravedad del asunto ya es tal, que aunque ya se han tomado medidas colosales para fomentar las energías verdes e ir hacia un crecimiento sostenible, los esfuerzos deben redoblarse. Ya no se puede esperar más para tomar las medidas decisivas que empiecen a poner fin a esta grave lacra que puede socavar seriamente la legitimidad del PCCh. Como dice Alberto Jalife-Rahme, "las promesas que el emperador geoeconómico Xi realizó y por las que será auditado histórica y políticamente es erradicar la pobreza en 2020, regresar a los cielos azules descontaminados y hacer de China un país moderno en 2035". No sabemos si de aquí a los próximos lustros China podrá erradicar por completo los problemas de contaminación, pero si se pudiera erradicar las olas de esmog que en demasiadas ocasiones recorren las grandes ciudades, ya sería un gran éxito.

3. La absoluta autoridad del Partido sobre el Ejército. Es de vital importancia para la supervivencia del sistema socialista en China que el Ejército Popular de Liberación siga estando sujeto a la autoridad del PCCh, para así evitar fenómenos de sedición como hemos podido ver en Libia o Siria. 

4. La importancia del modelo "un país, dos sistemas", bajo el cual las Regiones Administrativas Especiales de Hong Kong y Macao gozan de una gran autonomía, y la "reunificación nacional", con la vista puesta en la isla de Taiwán. Esto se ha vuelto aun más importante en vista de los acontecimientos de los últimos años, como la "revolución de los paraguas" en Hong Kong en otoño de 2014 y la elección de la separatista Tsai Ing-wen a la cabeza de la de Taiwán en mayo de 2016, que ha puesto en cuestión el llamado "consenso de 1992". Esto es inadmisible para el gobierno chino, y es comprensible. 

Los 14 principios políticos del "pensamiento Xi", enunciados en el XIX Congreso del PCCh, son los siguientes:
  • Garantizar el liderazgo del Partido sobre todo el trabajo
  • Comprometerse con un enfoque centrado en la sociedad
  • Continuar con una reforma integral y profunda
  • Adoptar una nueva visión para el desarrollo
  • Ver que la sociedad es quien gobierna el país
  • Garantizar que cualquier área de gobierno está basada en el derecho
  • Defensa de los valores socialistas
  • Garantizar y mejorar las condiciones de vida de la sociedad a través del desarrollo
  • Garantizar la armonía entre el humano y la naturaleza
  • Perseguir un enfoque global para la seguridad nacional
  • Defender la absoluta autoridad del Partido sobre el Ejército popular
  • Defender el principio de "un país, dos sistemas" y promover la reunificación nacional
  • Promover la construcción de una sociedad de futuro compartido con toda la humanidad
  • Ejercer un control total y riguroso del Partido 
Desde Manos fuera de China deseamos mucho éxito a la nueva dirección del PCCh a la hora de afrontar el gran reto que supone alcanzar una sociedad modestamente acomodada para todos los chinos (objetivo que tenía como fecha limite el año 2021, a cien años de la fundación del PCCh), y en la lucha por alcanzar lo que los chinos llaman una "civilización ecológica". En cuanto a si debería preocuparnos una (supuesta) excesiva concentración de poder en manos de Xi Jinping, el tiempo juzgará. Decía Cristo en el Evangelio según San Mateo que un árbol deberá ser juzgado en función de si da buenos o malos frutos. Esto equivale a la máxima típicamente china por la que se ha  regido el PCCh desde la reforma y la apertura: "probar la verdad en los hechos".

Fuentes:
  • BBC Mundo, Los 14 principios políticos de Xi Jinping para convertir a China en superpotencia y que lo ponen a la altura de Mao Zedong, 24 de Octubre de 2017.
  • Alberto Jalife-Rahme, El emperador geoeconómico Xi Jinping tiene 15 años de adelanto, 5 de noviembre de 2017.

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