domingo, 27 de agosto de 2017

A los 20 años de la restitución de Hong Kong: un país, dos sistemas, pero un Estado soberano

Ceremonia de restitución de Hong Kong a la República Popular China, 1 de julio de 1997
Artículo publicado en Proletarian nº79, periódico del Communist Party of Great Britain (marxist-leninist), agosto de 2017 (ver fuente aquí)

El pasado primero de julio marcó el 20º aniversario del fin del dominio colonial británico en Hong Kong y la reanudación de la soberanía sobre el territorio por parte de la República Popular China. El aniversario dio lugar a celebraciones espectaculares en Hong Kong, así como por parte de la comunidad china en todo el mundo, cosa que fue subrayada por la visita del presidente chino Xi Jinping a Hong Kong, su primera desde que asumió los cargos de mayor relevancia en el país, a saber secretario general del Partido Comunista de China, presidente de la República Popular China y presidente de la Comisión Militar Central.

Para comprender por qué el pueblo chino le da tanta importancia a este aniversario, y por qué rechazan tan enérgicamente los insolentes intentos de Gran Bretaña de entrometerse en los asuntos internos de Hong Kong, es necesario remontarse a la historia de cómo Hong Kong fue colonizado por primera vez. Al igual que otros grandes crímenes del imperialismo británico, como la colonización de Irlanda e India o el comercio transatlántico de esclavos, se trata de una historia de violencia, explotación, duplicidad e hipocresía.

La isla de Hong Kong se convirtió en una colonia británica tras la primera guerra del opio (1839-42), que a su vez había sido la culminación de más de un siglo de agresión británica contra China.

En 1711, la Compañía Británica de las Indias del Este estableció un puerto comercial en Guangzhou, sur de China, para intercambiar té por plata. En 1700, Gran Bretaña importaba 32.000 kilogramos de té; en 1800, la cifra alcanzaba casi los 7 millones de kilogramos.

Los mercaderes británicos habían vendido grandes cantidades de opio cultivado en la India británica para pagar por este creciente comercio de té, pese a las objeciones chinas. Las exportaciones de opio crecieron de 15 toneladas en 1730 a casi 1400 toneladas al año en 1838. Para entonces, el opio representaba el 75% de todas las exportaciones pagadas en efectivo. Cuando los oficiales chinos confiscaron 20.000 cajas de opio y las destruyeron, los británicos lanzaron una guerra contra China que duró tres años.

El Tratado de Nanjing (Nanking) abrió los puertos de Guangzhou (Cantón), Shanghái, Xiamen (Amoy), Ningbo y Fuzhou para los mercaderes británicos para que pudiesen comerciar sin trabas. Los chinos fueron obligados a pagar por el opio destruido, al igual que todo el dinero que los mercaderes chinos debían a los traficantes de droga británicos y una compensación por los costes de guerra. Estos costes de reparación alcanzaron los 21 millones de dólares en plata, una suma colosal en aquellos tiempos.

El tratado también cedía la isla de Hong Kong a perpetuidad para la corona británica.

El buque británico Némesis destruyendo juncos chinos durante la Guerra del Opio en 1841
No hace tanta, la civilizada y refinada corona británica envenenaba con opio al pueblo chino
Otro tratado adicional en 1843 permitía a los ciudadanos británicos el poder estar exentos de obedecer a las leyes chinas. Durante los 20 años entre 1840 y 1860, las importaciones de opio de la India se triplicaron, de las 20.000 a las 60.000 cajas.

El antagonismo contra los colonialistas europeos condujo a enfrentamientos que estallaron en 1856 en la segunda guerra del opio. Una alianza anglo-francesa capturó Guangzhou y marchó hacia Beijing (Pekín). La dinastía Qing pidió paz y se firmó el Tratado de Tianjin (Tientsin).

Sin embargo, esta concesión no era suficiente para las potencias colonialistas, y los británicos enviaron a las tropas de Lord Elgin para saquear el Antiguo Palacio de Verano de Beijing; 3500 tropas británicas lo arrasaron durante tres días, mientras las negociaciones estaban en curso.

Saqueo del Antiguo Palacio de Verano por las tropas británicas
El Tratado de Tianjin fue finalmente ratificado en 1860, poniéndole fin a la guerra, legalizando el comercio de opio y concediendo el territorio de Kowloon a los británicos, también a perpetuidad.

La tercera parte del territorio chino en ser incorporada al Hong Kong británico fueron los Nuevos Territorios, un conjunto de aldeas rurales en el campo chino, y algunas islas insignificantes como Lantau. Siguiendo la derrota china en la primera guerra sino-japonesa (1894-1895), los británicos obligaron a la debilitada dinastía Qing a firmar la Segunda Convención de Beijing, que entregó los Nuevos Territorios al Hong Kong británico. A diferencia de los "acuerdos" sobre la isla de Hong Kong y Kowloon, aquí los términos de la convención eran una cesión gratis al Reino Unido por un periodo de 99 años.

En naranja, la isla de Hong Kong, en rosa, Kowloon, y en amarillo, los Nuevos Territorios
Es importante apuntar que la República Popular China, proclamada el 1º de Octubre de 1949 como resultado de la victoriosa revolución china, nunca reconoció la legalidad o validez de cualquiera de los tratados desiguales que la China semi-colonial y semi-feudal había sido forzada a firmar por las potencias imperialistas. Al expirar la cesión de los Nuevos Territorios en 1997, el gobierno de Reino Unido y China entablaron negociaciones sobre el futuro de Hong Kong a principios de los años 80.

Al igual que con otros episodios de la larga e ignominiosa historia de la retirada de Reino Unido de sus antiguos dominios coloniales, los hechos refutan el mito chovinista según el cual los británicos se despidieron amigablemente de sus antiguos dominios coloniales y sus antiguos sujetos se sentían agradecidos por la colonización. Al igual que en todos los demás lugares, la clase dominante británica intentó agarrarse con uñas y dientes a sus antiguos territorios. Solamente se vio obligada a retirarse por la fuerza y la determinación de la China socialista y del pueblo chino.

Al inicio de las negociaciones, la primera ministra Margaret Thatcher estaba llena de arrogancia tras su victoria contra la junta militar argentina y la reconquista de las Islas Malvinas (Falklands). se reporta que esto llevó al líder Deng Xiaoping a observar lo siguiente: "La Sra. Thatcher está muy equivocada si piensa que Hong Kong son las Malvinas o que somos Argentina".


Los papeles del gobierno británico, desclasificados en 2013 revelan que hubo negociaciones muy tensas con China antes del acuerdo de 1984 y que había temores de que todas las conversaciones se viniesen abajo.

El embajador de China ante el Reino Unido, Sir Percy Cradock, se quejó diciendo que los líderes del país eran un grupo "incorregible e ineducable" que estaban "cegados por el dogma y el orgullo nacional". Los negociadores chinos observaron correctamente que sus homólogos británicos tenían una "actitud colonialista e imperialista" que estaba "pasada de moda, carecía de realismo y no llevaría a ninguna parte".

Los papeles demuestran que Thatcher creía durante las primeras rondas de las negociaciones que sería posible una administración británica prolongada sobre Hong Kong incluso después de 1997.

Las negociaciones sobre el futuro de Hong Kong comenzaron en septiembre de 1982 cuando Thatcher se reunió con los líderes chinos en Beijing. Le dijo entonces al secretario general Zhao Ziyang que la propuesta china de que Hong Kong se convierta en una zona administrativa especial de China con un gobierno autónomo –básicamente el marco jurídico 'un país, dos sistemas' aplicado en la actualidad– sería "desastroso" para la confianza de los inversores y llevaría a su colapso como centro financiero.

Añadió que "habría una huida masiva de capitales desde Hong Kong" y que "tras haberse ido, este dinero no volverá". Thatcher concluyó: "Creemos que este plan llevaría al colapso de Hong Kong como centro financiero."

Thatcher propuso entonces que los británicos siguiesen administrando Hong Kong después de 1997 bajo "soberanía china". Dijo "La confianza en Hong Kong, y con ello el mantenimiento de su prosperidad, dependen de la administración británica".


Naturalmente, esto fue rechazado por China. En las actas británicas de la reunión se registra que Zhao Ziyang contestó: "China no dejará que otros administren Hong Kong en su nombre o que se coloque a Hong Kong bajo la tutela de otros."

En un principio Thatcher rechazó modificar su posición y las negociaciones se estancaron. En un papel preparado para ella en febrero de 1983 por el Foreign Office, sugiriendo posiciones alternativas para la negociación, una nota garabateada firmada "MT" decía: "Este papel es patético – es una receta para claudicar."

Thatcher incluso pidió a sus asesores civiles asesoramiento acerca de las capacidades militares para defender a Hong Kong en caso de que China reclamase su territorio por medios militares. Las averiguaciones no pudieron haber sido de una lectura muy agradable para la 'Dama de Hierro': "La guarnición [de Hong Kong] podría enfrentar una incursión a pequeña escala pero se vería limitada al establecerse los hechos de un ataque a gran escala." En palabras llanas, serían aplastados por el Ejército Popular de Liberación.

El diario hongkonés South China Morning Post comentó: "La primera ministra británico creía que se podía convencer a China de que se permitiera a la administración británica continuar a cambio de obtener la soberanía sobre Hong Kong entero. Thatcher argumentó que según los tratados firmados entre el Reino Unido y China en el siglo XIX, la isla de Hong Kong y Kowloon podrían permanecer siendo británicos. Los Nuevos Territorios fueron cedidos a Gran Bretaña bajo la forma de un arrendamiento que expiró en 1997.

"Pero China no reconoció estos tratados y exigió la vuelta de Hong Kong entero en 1997. Se reanudaron negociaciones considerables durante el verano de 1983, pero las tensiones siguieron siendo altas.

"Zhou Nan, uno de los negociadores chinos, dijo que la pretensión del Reino Unido de seguir administrando Hong Kong reflejaba 'una actitud colonialista e imperialista [que estaba] pasada de moda, carecía de realismo y no llevaría a ninguna parte con el gobierno o el pueblo de China'. Zhou añadió: "Si la administración británica era tan buena, ¿por qué tanta gente en las antiguas colonias británicas ha luchado por su independencia?".

"Cradock era muy crítico con los líderes chinos en un cable enviado a Londres. Escribió: "Los líderes chinos eran incorregibles e ineducables, de lo contrario no estarían donde están." Añadió: "Son hombres viejos con puntos de vista muy rígidos, cegados por el dogma y el orgullo nacional, y profundamente ignorantes de cómo funciona un lugar como Hong Kong.""

Irónicamente, Cradock se enfrentaría después a Chris Patten, el último gobernador colonial, al creer que su actitud públicamente provocativa contra China iba en contra de los intereses y las perspectivas a largo plazo del imperialismo británico en la región. Por este motivo, fue criticado por Patten... ¡e incluso fue acusado de ser un amigo de China!

Es cierto, Cradock podía ser un canalla imperialista, pero desde luego no era un idiota. En agosto de 1983, envió un cable a Londres: "Deberíamos sopesar ahora si queda algo intacto de nuestra demanda de continuidad de la administración británica que sea suficiente para evitar un hundimiento total de nuestra credibilidad en Hong Kong." Añadía: "Está bastante claro que no deberíamos intentar perseguir nuestra solución ideal."

El embajador británico ante la República Popular China, Percy Cradock, fue clave para que se llegara a un acuerdo entre China y el Reino Unido
Las negociaciones siguieron pero Gran Bretaña empezó a estar preocupada de que China pudio abandonar la mesa de negociaciones. En noviembre, Geoffrey Howe, que por entonces era secretario de asuntos extranjeros, informó a oficiales superiores de su gabinete, incluyendo a Thatcher, que las perspectivas de las conversaciones eran "sombrias". Si el Reino Unido seguía presionando para poder seguir administrando Hong Kong, "existe el riesgo de que los chinos puedan romper las negociaciones que podía precipitar una caída de nuestra credibilidad en Hong Kong", según lo que reflejan las actas de la reunión. 

En diciembre, Thatcher había suavizado su posición y las negociaciones con China en aquel mes dieron lugar a una "atmósfera mejorada". Tras esta ronda de conversaciones entre China y el Reino Unido, Howe informó a sus colegas de gabinete que las futuras negociaciones tendrían que hacerse "en base a la propuestas chinas", con el objetivo de hacer que sean "más aceptables y más provechosas", según lo que reflejan las actas.

Pero dada la débil posición del Reino Unido, Howe planteó la posibilidad de que los británicos se retirasen de las negociaciones: "Aunque los comentarios británicos podían tener algún impacto en las propuestas chinas, no había seguridad alguna de que el resultado llevase a un acuerdo con el Reino Unido. Era por lo tanto necesario reflexionar si había que continuar la estrategia presente o romper las conversaciones."

Durante las conversaciones posteriores a este informe, se discutieron muchos escenarios posibles. Las actas reflejan lo siguiente: "Se llegó a un punto en el que no había perspectivas de alcanzar un acuerdo con los chinos que pudiese ser encomendado al parlamento [británico]." También se barajó la posibilidad de que las negociaciones con China no produjesen ningún resultado. Si esto ocurría, las actas decían: "No estaba claro en modo alguno que [China] estuviese esperando simplemente a que expirase la cesión de los Nuevos Territorios."

Temían que si Deng Xiaoping "no pudiese alcanzar un acuerdo con el gobierno británico que fuera satisfactorio para él, opte por una temprana absorción de Hong Kong." (Ver artículo Hard-fought Sino-British negotiations over Hong Kong revealed in declassified files, South China Morning Post, 18 August 2013 – enlace aquí)

Teniendo en cuenta este contexto, es útil volver a las observaciones hechas por Deng Xiaoping en su conversación con Margaret Thatcher en el Gran Palacio del Pueblo de Beijing el 24 de septiembre de 1982 al inicio de las negociaciones:

"Nuestra posición fundamental sobre el problema de Hong Kong es clara. De lo que se trata aquí es principalmente de tres cuestiones: Uno, la soberanía; dos, la forma que a partir de 1997 China va a 
adoptar para la administración de Hong Kong y el mantenimiento de su prosperidad, y tres, la necesidad de que entre el Gobierno de China y el de Gran Bretaña se adopten formas de consulta apropiadas para asegurar que no se produzcan graves disturbios en los próximos 15 años, de ahora al año 1997.

"A propósito de la cuestión de la soberanía, a China no le queda margen de maniobra. Para hablar con franqueza, la soberanía no es un asunto que dé lugar a discusiones de ninguna especie. Ahora bien, las condiciones ya están maduras, y es preciso decirlo en términos explícitos: China recuperará Hong Kong en 1997. Esto significa que lo que China va a recuperar no son sólo los Nuevos Territorios, sino también la isla de Hong Kong y la península de Kowloon. Esta es la premisa sobre la cual China e Inglaterra están realizando sus negociaciones acerca de las formas y métodos para resolver el problema de Hong Kong. 

"Si después de 1997, o sea, 48 años después de la proclamación de la República Popular China, este país permaneciera sin recuperar Hong Kong, ningún dirigente ni gobierno de China podrían rendir cuentas a nuestro pueblo, y tampoco a los demás pueblos del mundo. La no recuperación de Hong Kong significaría que el actual Gobierno chino no se diferenciaría del de las postrimerías de la dinastía Qing [...]

"Hemos aguardado 33 años, lo que, sumados a 15 más de espera, hacen un total de 48. Tanto tiempo de espera sólo será posible gracias a la plena confianza del pueblo. Si al cabo de los próximos 15 años aún no hubiéramos recuperado Hong Kong, el pueblo ya no tendría razón para confiar en nosotros, y el Gobierno chino, sea cual fuere, debería renunciar al poder y desaparecería automáticamente del escenario político, sin más alternativa. Por eso ahora, no digamos hoy mismo pero sí a más tardar dentro de uno o dos años, China va a declarar formalmente su decisión de recuperar Hong Kong. Podemos esperar uno o dos años para hacer pública esta decisión, pero no más, definitivamente.

"Hablando de las cosas en una perspectiva amplia, la declaración de la decisión tomada por China también será favorable para Inglaterra, pues significará que ésta va a poner término en definitiva al período de su dominación colonial, y esto le valdrá comentarios positivos de la opinión pública mundial [...]

"En cuanto a la opinión según la cual es probable el estallido de desórdenes en Hong Kong una vez que China anuncie su decisión de recuperarlo, considero inevitable la incidencia de pequeños disturbios, pero si China y el Reino Unido adoptan una actitud de cooperación para resolver este problema, se podrá evitar la ocurrencia de graves disturbios. También quisiera manifestar a usted, señora Thatcher, que, al tomar esta decisión, el Gobierno chino ha considerado todas las situaciones que puedan presentarse. 

"Además, hemos hecho reflexiones sobre un problema que, si por nosotros fuera, nos las habríamos ahorrado: ¿Qué hacer si en estos 15 años del período de transición ocurren en Hong Kong graves disturbios? En tal caso, el Gobierno chino se vería obligado a considerar de nuevo en qué momento y en qué forma se haría la recuperación. Si sucede que el anuncio de nuestra decisión de recuperar Hong Kong "traerá consecuencias catastróficas”, como afirma la señora Thatcher, debemos afrontar valientemente semejantes catástrofes y tomar la decisión que se imponga." (Nuestra posición fundamental sobre el problema de Hong Kong, Deng Xiaoping, 24 de septiembre de 1982).


Dos años más tarde. en conversaciones posteriores con visitantes de Hong Kong, Deng declaró:

"Es preciso tener confianza en la capacidad de autogobierno de los chinos de Hong Kong. La falta de confianza en la capacidad de los chinos para administrar Hong Kong es muestra de una mentalidad heredada del antiguo colonialismo.

"Durante más de un siglo desde la Guerra del Opio, los extranjeros miraron por encima del hombro y humillaron a los chinos. La fundación de la República Popular China cambió la imagen de China. Hoy la imagen de nuestro país no es la creada por el gobierno de las postrimerías de la dinastía Qing, ni por los caudillos militares del Norte, ni por Jiang Jieshi (Chiang Kai-shek) y su hijo; es una imagen transformada por la República Popular China.

"Todos los hijos de la nación china, vistan como vistan, y sea cual sea su posición política, tienen como denominador común un sentimiento de orgullo propio de la nación china, sentimiento que es también inherente a los habitantes de Hong Kong. Estos podrán gobernar a Hong Kong como es debido, y en esto hay que tener confianza.

"La prosperidad de que viene gozando Hong Kong se debe principalmente a los esfuerzos de sus habitantes, chinos en su inmensa mayoría. Los chinos no son menos inteligentes que los extranjeros y en modo absoluto menos talentosos. No hay por qué creer siempre que sólo los extranjeros saben hacer bien las cosas. Hay que tener la convicción de que los chinos podemos trabajar con éxito por nosotros mismos. Eso de que los hongkoneses carecen de confianza en el porvenir no tiene nada que ver con la opinión verdadera que ellos mismos sostienen." (Un país, dos sistemas, Deng Xiaoping, 23 de junio de 1984).

El presidente Jiang Zemin estechando la mano del príncipe Carlos en la ceremonia de restitución de Hong Kong. A ambos lados, los primeros ministros Li Peng y Tony Blair.
Los acontecimientos en Hong Kong durante los últimos 20 años, desde que volvió a la patria, han hecho más que confirmar las palabras de Deng. Pese al inexorable declive del moribundo imperialismo británico y el crecimiento exponencial del poderío y de la impronta económica de China en el mundo, así como del Zimbabwe revolucionario y de otros países, la clase dominante británica no pierde la oportunidad de entrometerse en los asuntos internos de Hong Kong. 

Así, en vísperas del 20º aniversario, en lugar de meterse la cabeza por debajo de un cojín, como debería hacer, el secretario británico de asuntos extranjeros, el payaso de circo Boris Johnson, bramó lo siguiente: "A medida que miramos hacia el futuro, el Reino Unido mantiene la esperanza de que Hong Kong siga haciendo progresos hacia un sistema de gobierno plenamente democrático y responsable" (no hace falta recordar que esto nunca había sido la prioridad en más de un siglo de dominio colonial británico). 

Johnson dijo que era "vital" para la continuación del éxito de Hong Kong que su "alto grado de autonomía y Estado de derecho sean preservados".

Estas declaraciones suscitaron la respuesta fulminante del portavoz del ministerio chino de asuntos extranjeros Lu Kang, que calificó los comentarios de Johnson de "incorrectos" y "fuera de lugar". "Hong Kong es una Región Administrativa Especial de China, por lo tanto los asuntos internos de Hong Kong son asuntos internos de China", dijo Lu.

Según la agencia de noticias Xinhua, Lu añadió que el éxito de Hong Kong "ya ha sido demostrado durante los 20 años acaecidos desde su regreso a China, y gente de fuera no debería hacer comentarios incorrectos al respecto".

Lu añadió que la declaración conjunta, el acuerdo sino-británico que aseguraba que el Reino Unido abandonaría Hong Kong y consagraba el principio de "un país, dos sistemas" por 50 años a partir de 1997, ya no tenía carácter vinculante.

"Desde que Hong Kong volvió a la patria hace 20 años, la declaración, como documento histórico, ya no tiene significación práctica ni carácter vinculante para la administración central de Hong Kong", dijo Lu.  

El Reino Unido no tardó en reaccionar. Según la agencia de noticias Reuters, un portavoz del Foreign Office dijo: "La declaración conjunta sino-británica sigue siendo hoy tan válida hoy como cuando fue firmada hace 30 años."

"Se trata de un tratado legalmente vinculante, registrado en Naciones Unidas, y que sigue teniendo fuerza de ley. Como co-firmante, el gobierno británico se ha comprometido en supervisar de cerca su implementación." (ver artículo China attacks Boris Johnson over ‘incorrect’ views on Hong Kong, The Guardian, 30 de junio de 2017 – enlace aquí)

El Foreign Office puede protestar lo que quiera. Citando la frase memorable de I.V. Stalin, "la lógica de los hechos es más fuerte que cualquier otra lógica". Los tratados que permitieron que el Reino Unido ejerciera antaño un control sobre Hong Kong fueron tratados desiguales impuestos por la fuerza de las armas. Por lo tanto fueron acuerdos ilegales e inválidos.

La declaración conjunta entre el Reino Unido y China sobre el futuro de Hong Kong se hizo simplemente para contribuir a asegurar una transición suave, por no decir que se hizo para que los británicos pudiesen salvar la cara. Y para este objeto, ha servido a sus propósitos. Los asuntos de Hong Kong son un asunto del pueblo chino y únicamente del pueblo chino.

Parafraseando las inmortales palabras del líder más grande que ha tenido la clase obrera de Irlanda James Connoly, hablando de su propio país en un tribunal militar en 1916, el gobierno británico no tiene ningún derecho, nunca tuvo ningún derecho y no puede tener nunca ningún derecho en parte alguna de China.

"Celebrad con entusiasmo el regreso de Hong Kong" (cartel de 1997)
Como recordó el presidente Xi en su discurso en la cena de bienvenida en Hong Kong el pasado 30 de junio: "El emotivo regreso de Hong Kong a la patria en 1997, como un niño separado desde hace mucho tiempo volviendo a su cálido abrazo de su madre, aun está vivo en nuestra memoria.

"Aun recordamos la solemne ceremonia de transferencia de gobierno en Hong Kong, el excitante sonido del himno nacional de la República Popular China y el alzamiento de la bandera nacional de la República Popular China y de la bandera regional de la Región Administrativa Especial de Hong Kong. Aun recordamos la alegría y la excitación del pueblo de Hong Kong que animó el desfile de la guarnición de Hong Kong del Ejército Popular de Liberación, pese a la lluvia que caía.

"Y aun recordamos el ambiente festivo en toda China, cuando la gente cantaba y bailaba para saludar el regreso de Hong Kong. Estas históricas escenas se han convertido en parte de la memoria colectiva de todo el pueblo chino."

Y el presidente Xi añadió: "Deberíamos tener confianza en nosotros mismos. Los chinos son un gran pueblo. Nuestra civilización antigua de 5000 años es la única civilización antigua que ha sobrevivido sin interrupción.

"Durante gran parte de la historia conocida, la nación china ha liderado el mundo el terreno económico, científico, cultural, artístico y otros terrenos, y contribuyó en gran medida al progreso de la civilización humana. China ha estado por detrás de otros países en los países modernos, pero ha cambiado desde la fundación de la Nueva China en 1949.

"La nación china, bajo el liderazgo del Partido Comunista de China, y gracias a los esfuerzos del pueblo chino durante varias generaciones, puede estar orgullosa de haber ocupado su lugar entre las naciones." (Discurso del Presidente Xi Jinping en la cena de bienvenida en Hong Kong, Xinhua, 30 de junio de 2017).

Primera visita del presidente Xi Jinping a Hong Kong
Xi Jinping junto con la Jefa Ejecutiva de Hong Kong Carrie Lam
En un discurso al día siguiente, Xi añadió: "El destino de Hong Kong siempre ha estado estrechamente unido al de la patria.

"Tras los tiempos modernos, con una China débil gobernada por un régimen feudal corrupto e incompetente, la nación china se vio inmersa en un profundo sufrimiento. A principio de la década de 1840, Reino Unido envió una fuerza expedicionaria de solo 10.000 soldados para invadir China y logró forzar al gobierno Qing, que contaba con un ejército de 800.000 personas, a pagar reparaciones y cederle la isla de Hong Kong.

"Tras la guerra del Opio, China fue derrotada repetidamente por países que eran mucho más pequeños en tamaño y población. Kowloon y los 'Nuevos Territorios' le fueron arrebatados por la fuerza. Esa página de la historia de China es una de humillación y dolor.

"No fue hasta que el Partido Comunista de China condujo al pueblo chino a la victoria en una lucha intrépida y tenaz por la independencia nacional y la liberación y fundó la Nueva China que el pueblo chino se puso en pie de verdad y trazó un brillante camino de socialismo con características chinas distintivas."


Y explicó el concepto de "un país, dos sistemas" en su contexto correcto: "Es imperativo tener un entendimiento correcto de la relación entre los conceptos de "un país" y "dos sistemas".

""Un país" es como las raíces de un árbol. Para que un árbol crezca alto y exuberante, sus raíces deben ser profundas y fuertes. El concepto de "un país, dos sistemas" fue presentado, primero y ante todo, para lograr y defender la unidad nacional.

"Es por eso que en las negociaciones con Reino Unido, dejamos claro categóricamente que la soberanía no está a negociación. Ahora que Hong Kong ha regresado a China, lo más importante para nosotros es defender firmemente la soberanía, seguridad e intereses de desarrollo de China.

"En los asuntos cotidianos, debemos tener como guía un fuerte sentido de 'un país', cumplir firmemente el principio de 'un país', y así trazar correctamente la relación entre la Región Administrativa Especial de Hong Kong (RAEHK) y el gobierno central.

"Cualquier intento de poner en peligro la soberanía y seguridad nacionales, de desafiar el poder del gobierno central y la autoridad de la RAEHK o de utilizar Hong Kong para realizar actividades de infiltración y sabotaje contra la parte continental de China es un acto que traspasa la línea roja, y es absolutamente inadmisible." (Discurso de Xi Jinping por el 20º aniversario del retorno de Hong Kong y la ceremonia inaugural del quinto gobierno, Xinhua, 1º de Julio de 2017).

Proletarian y el PCGB-ML comparten la alegría del pueblo chino y de la República Popular en el 20º aniversario de la recuperación de Hong Kong. No solamente es nuestro deber internacionalista. Como le hizo saber Deng Xiaoping a Thatcher en 1982, terminar con el dominio colonial británico también es una contribución para con nuestro propio pueblo.

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